Ayer, justo en el día en el que el Diario Oficial de la Generalitat publicaba su nombramiento como nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante y el cese de Miguel Campoy -agradeciéndole los servicios prestados-, José Joaquín Ripoll tomó posesión de su nuevo despacho, al que llega desde las listas del paro y después de haber renunciado a su acta de edil en el Ayuntamiento de Alicante, donde la alcaldesa, Sonia Castedo, le había dejado sin competencias. En su nuevo puesto cobrará unos 4.000 euros netos al mes. Un salario bastante más generoso que los 1.200 euros del subsidio del paro en el que ha estado un mes y diez días.

El Puerto no es nuevo para Ripoll -fue consejero con Mario Flores-, pero en su primera jornada de trabajo, y tras una breve visita a las oficinas centrales frente al complejo Panoramis, el que fuera presidente de la Diputación durante los últimos ocho años se encerró en su despacho con el director del Puerto, Juan Ferrer, y la secretaria general para comenzar a ponerse al día. Lejos de la opulencia económica del Palacio Provincial, Ripoll recibió de primera mano la delicada situación financiera de un Puerto donde hay poco dinero en caja tras cuatro años consecutivos de pérdidas en el tráfico de mercancías.

Ripoll llegó solo y no hubo intercambio de poderes, ya que Miguel Campoy desapareció el viernes pasado tras 2 años y 10 meses de experiencia portuaria. Se ha ido en silencio, sin hacer ruido, pero dolido por las circunstancias en las que se ha producido su relevo.

Nueva etapa y nuevos retos para un Ripoll que hasta ahora había estado vinculado a los muelles por el trabajo conjunto entre el Patronato Provincial de Turismo y el Puerto para impulsar el turismo de cruceros. Segmento para el que hoy presidente de la Autoridad Portuaria llegó a reclamar en 2009 la construcción de un edificio emblemático como en el Puerto de Valencia. La angustia financiera del Puerto y la falta de riñón de la iniciativa privada han dejado la zona Volvo -lugar elegido- como un solar. A partir de ahora y dada la crisis industrial, Ripoll tiene la oportunidad de desarrollar el proyecto que reivindicó en 2009.

De momento, justo en el día en que Joaquín Ripoll estrenaba despacho, el Boletín Oficial del Estado publicaba la licitación de un concurso público que tendrá que adjudicarse ya con el visto bueno del nuevo presidente: una actuación para dar accesibilidad a las dependencias de la Autoridad Portuaria. El presupuesto alcanza los 189.009 euros y entre los trabajos a realizar figura la instalación de un ascensor para conectar el hall de la entrada principal con la primera planta donde se encuentran las oficinas de los técnicos del Puerto y el despacho del Presidente, mucho más amplio que el que Joaquín Ripoll tenía en el Palacio Provincial de la avenida de la Estación.