Con Francisco Camps ya fuera de la circulación, a Mariano Rajoy, camino de la Moncloa en piloto automático, se le ha pasado por completo el "miedo" a visitar a sus compañeros del PP en la Comunidad. Estará antes de que arranque la carrera electoral y en el acto central de la campaña que los populares valencianos organizarán, como es habitual, en la Plaza de Toros de Valencia, escenario clásico de "reventones" de afiliados y simpatizantes del PP. Es el símbolo de una organización que cosecha, desde hace dos décadas, victorias electorales ininterrumpidas en la Comunidad; frente a un PSPV, en caída libre y que, con el argumento oficial de ahorrar gastos, ha optado por suspender todos sus grandes actos de campaña en la Comunidad, incluyendo el mitin en la Plaza de Toros o en el Palau de la Font de Sant Lluís de Valencia, que siempre servía para inaugurar la campaña socialista, en este caso la de Rubalcaba, en el conjunto de España.

Rajoy, a estas alturas, se está jugando apuntalar una mayoría absoluta en el Congreso. Y en la Comunidad se reparten nada menos que 33 sillones en el Congreso. De acuerdo con sus propias encuestas, el PP aspira a arrebatarle dos o tres diputados a los socialistas y, a la vez, que Compromís o EU puedan entrar en el reparto y continuar minando el espacio de los socialistas, fenómeno que ya se registró en las últimas elecciones locales y autonómicas. Por eso, Rajoy ya estará en Valencia para clausurar unas jornadas sobre empleo que se celebrarán entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre, como anunció ayer el PP tras la reunión del comité de campaña dirigido por Antonio Clemente. Un encuentro que estuvo presidido por Alberto Fabra, en su condición de máximo responsable de la cúpula autonómica de los populares.

Posteriormente, durante la campaña, el PP sí tiene previsto organizar con Rajoy su principal acto electoral en la Plaza de Toros de Valencia. Su presencia en la Comunidad es un "guiño" a Rita Barberá, que en los últimos días se ha lamentado del trato que Génova dispensa a los populares valencianos. Ayer, de hecho, el presidente extremeño, José Antonio Monago, ironizó sobre las quejas del PP en la Comunidad: "Tendremos que montar una secretaría del amor", dijo. Pero también supone un espaldarazo a la figura de Alberto Fabra después de relevar a Camps al frente del Consell. Muy diferente es la situación de los socialistas valencianos, metidos en un escenario que les coloca con la menor cuota de poder institucional de toda su historia, con menos militantes que nunca y con una parroquia sumida en una peligrosa desmovilización. La dirección del PSPV, apuntaron fuentes socialistas, ha tomado la decisión de suspender los grandes actos de campaña. Se sustituirán por convocatorias sectoriales y encuentros a pie de calle. Dicen los socialistas que la supresión de esas convocatorias facilitará reducir el volumen de los gastos. En la decisión, sin embargo, también ha pensado el escaso volumen de movilización de la tropa del PSPV.

La crisis socialista

Debates en la sede del PSOE en Alicante para animar a los afiliados

La gestora socialista de Alicante, en un comunicado, admitió la complicada situación del partido, al hilo de la posición que han tomado en las últimas horas cargos históricos de la agrupación. "En un difícil contexto político marcado por la persistencia de la crisis económica (...), la comisión gestora quiere transmitir su preocupación por los signos de alejamiento de la actividad política que se pueden observar en el entorno del partido, entre los afiliados y los simpatizantes. Reconocer un problema es el primer paso para resolverlo y nosotros somos conscientes del desconcierto y del desánimo que, en estos momentos, domina a muchos socialistas y a muchos progresistas", afirma la nota remitida por el órgano que dirige Ángel Luna. Para intentar revitalizar la agrupación, los socialistas organizarán debates cada jueves con la idea de animar a la militancia. P. r. f.