Vendía coches de lujo que exhibía en un flamante escaparate, pero ninguno de ellos era suyo. La Audiencia Provincial ha condenado a cuatro años de cárcel por estafa a un falso vendedor de vehículos de alta gama, que obtuvo más de 140.000 euros por sus operaciones, según la sentencia hecha pública ayer.

El fallo considera probado que José Miguel G. H. fingió ser el propietario de una empresa dedicada a la compraventa de vehículos llamada Bryan Cars, SL y sita en la calle Tubería de Alicante. La mercantil no se encontraba inscrita en el Registro y para las falsas operaciones se hacía constar el CIF de una mercantil de hostelería y comercialización de productos de alimentación de origen rumano y con la que el acusado no tenía nada que ver. José Miguel G. H. obtuvo de tres compradores diferentes 24.000, 2.000 y 117.000 euros por la falsa venta de coches entre diciembre de 2007 y enero de 2008.

La sentencia recalca que el acusado se hizo pasar por dueño de una empresa y "aparentaba una solvencia de la que carecía", engañando a los perjudicados de los que obtuvo importantes cantidades de dinero "con la promesa de entregarles unos vehículos que nunca adquirió, ni tuvo la intención de hacerlo". La Audiencia argumenta que para mantener este engaño disponía de un local abierto al público amplio en el que se exhibían los vehículos de alta gama que no eran suyos.

Los magistrados inciden en el fallo en que para continuar con el engaño el acusado llegó a enseñar a los afectados los vehículos que creían haber adquirido. La resolución recoge que uno de los afectados recibió llamada del supuesto vendedor de coches avisándole de que el vehículo que había adquirido acababa de llegar desde Alemania y le invitaba a pasarse por las instalaciones para verlo. Sin embargo, una vez terminada la visita, éste comprobó que otra empresa de coches se lo llevaba porque era suyo.

Los afectados acabaron presentando denuncia después de comprobar que pese a haber pagado una señal por los coches, no hacían más que recibir largas diciendo que éstos venían directamente desde Alemania. "El acusado actuó desde un principio con la determinación de no cumplir con su obligación como parte vendedora de entregar el objeto vendido y desplegó una serie de actos tendentes a hacer creer a los compradores que cumpliría su parte del contrato", dice la sentencia. El acusado deberá devolver a los perjudicados el dinero cobrado más los intereses.