Durante más de 75 minutos los vecinos del Raval Roig estuvieron ayer lanzándose cubos de agua, para materializar de esta forma la tradicional "poalà", el acto más popular de las fiestas que el barrio alicantino ha celebrado estos días en honor a la Virgen del Socorro y que finalizaron ayer. Miembros de la comisión gestora destacaron la enorme participación vecinal, que superó los registros de los últimos años. Los festeros pudieron mitigar de esta forma los efectos del calor que ha hecho durante todo el fin de semana en Alicante.

La Mayordomía, con el permiso del Ayuntamiento, acotó un tramo de la calle Virgen del Socorro para que se pudiera celebrar esta simbólica batalla de agua, que comenzó a las 18 horas y finalizó cuando el reloj marcaba más de las 19.15. La "poalà" lleva celebrándose desde hace más de cinco décadas, en el marco de unas fiestas que han cumplido este año su edición número 171, lo que las convierte en unas de las más antiguas de toda la ciudad.

La guerra acuática fue el epicentro de los actos programados para la jornada de clausura, pero no fue el único que se celebró, ya que la agenda estaba repleta de eventos en un día eminentemente festivo y que comenzó muy pronto. A las 8 de la mañana tuvo lugar la "despertà", con instrumentos como la dolçaina y el tabalet y el disparo de cohetes.

El acto más sabroso fue, sin lugar a dudas, el concurso de tortillas, otra de las tradiciones en los festejos de la barriada alicantina. Llegada la noche se celebró el segundo concurso del día, el de disfraces de adultos. A continuación, la charanga "Lo que haga falta" puso el broche de oro con el último pasacalles de las fiestas.