Una remodelación que puede traer cola. Ingenieros de Caminos y expertos del Instituto Interuniversitario de Geografía cuestionaron ayer la efectividad del proyecto para mejorar la capacidad de desagüe del Barranco de las Ovejas en Alicante dragando los fondos. Una obra que llevaba pendiente desde hace diez años (2001) y con el que la Conselleria de Medio Ambiente culmina la ejecución del Plan Antirriadas aprobado por el ejecutivo autonómico tras la tromba que asoló Alicante el 30 de septiembre de 1997.

La unión de empresas Vías-Tarancón ha iniciado los trabajos con un plazo de ejecución de 13 meses sobre el tramo de 460 metros desde la desembocadura. Éstos no contemplan el aumento del ojo del puente sobre la avenida de Elche y el ferrocarril, lo que dejará sin solución efectiva, según los expertos, el cuello de botella en el que se convierte la zona cuando se produce una gran riada y por el cauce llegan, arrastrados por el agua, todo tipo de materiales.

El Consell invierte 10 millones de euros a cargo del Plan Confianza pero, según las fuentes consultadas, un proyecto de tal magnitud necesitaría incluir la mejora del puente sobre la carretera cuyo coste rondaría los 7 millones de euros. Las mismas fuentes apuntaron, no obstante, que si bien la elevación del puente sobre la avenida de Elche no reviste gran dificultad técnica, la solución se complica porque tras la carretera se localizan la vías del tren (acceso al Puerto e inversión de la marcha en San Gabriel) por lo que lo más razonable hubiera sido retirarlas, porque levantarlas sí que dispararía el presupuesto.

Jorge Olcina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y miembro del Instituto de Geografía apuntó, por su parte, que "la noticia de que se inician las últimas obras que quedaban pendientes del plan antirriadas es buena pero en mi opinión debiera actuarse sobre el puente. El mar va a estar siempre al mismo nivel y si queremos ser realmente efectivos ampliar el ojo del puente resulta fundamental".

El proyecto prevé aumentar el drenaje del barranco y para ello se rebajará la cota de rasante actual por debajo de la cota cero, ya que no es posible ensanchar el cauce debido a las urbanizaciones y casas construidas a ambos lados del barranco. Dado que en ese tramo se encuentra una zona urbana consolidada, no es posible la ampliación del ancho, de manera que el aumento de la capacidad de desagüe se llevará a cabo a base excavar en el cauce. Esto posibilitará la entrada directa del mar hasta el cuenco amortiguador, situado aguas arriba de la calle Paraguay, lo que permitirá, al mismo tiempo, la eliminación de los problemas de malos olores producidos por el metano que producen los lodos, según Medio Ambiente.

Se modificará el revestimiento de la solera del encauzamiento, sustituyendo la escollera actual por otra de varios tipos de rugosidades para conseguir un adecuado funcionamiento hídrico. También se desmontará la banqueta de la escollera situada en la margen derecha, y se demolerá el cuenco amortiguador de San Gabriel.

Asimismo, se realizará un desmontaje de la banqueta de la escollera situada en la margen derecha, así como la demolición del cuenco amortiguador de San Gabriel y la construcción de otro nuevo diseñado para el nuevo caudal del proyecto. Además, se realizará el dragado del fondo del mar entre el "pie de Creager" de entrega al mar y las pilas del puente del ferrocarril, alcanzando la cota 2,5 metros. Además, se dragará la zona entre los espigones de salida al mar, hasta la cota -4. En este sentido, expertos en Ingeniería de Caminos y Puentes alertaron de que "la capacidad de desagüe se reducirá desde el día de siguiente de la entrega de la obra, de ahí que será necesario un mantenimiento".

La obra era una de las asignaturas pendientes con los vecinos de San Gabriel y Gran Vía Sur, que vienen denunciando los problemas de capacidad que tiene el barranco, además de los malos olores que se producen cuando el agua se embalsa.

Nuevo diseño para la pasarela peatonal

El proyecto contempla la construcción de una pasarela peatonal de 44,2 metros de longitud para facilitar el acceso peatonal entre las dos márgenes del barranco. Una antigua reivindicación de los vecinos. Prácticamente, desde la trágica riada de 1982, cuando una tromba de agua partió y dejó incomunicado el barrio de San Gabriel durante varias horas -inundaciones que dieron lugar al construcción del cajón actual-, el barranco no se había tocado, aunque sí que ha habido mantenimiento durante todos estos años. En cuanto a la pasarela peatonal, su construcción se ha retrasado, ya que al Ayuntamiento no le gustaba el diseño original. Se ha encargado a la Universidad Politécnica que presente tres diseños para elegir uno nuevo sobre el que construya una pasarela que se pretende sea emblemática. F. J. B.