"Mi hijo es de los que está en uno de los tres barracones. Se queja pero le digo que se calle". Vicente Martínez, representante de todos los padres de alumnos del colegio Mediterráneo, no quería que de ninguna de las maneras su hijo tuviera que pasar por una prefabricada, como le sucedió a él en su día, en el colegio Aneja, si embargo ha acabado cediendo: "Cuando el remedio es peor que la enfermedad, vale lo que vale". Vicente explica que frente a los barracones - que tampoco deploran la totalidad de los padres porque hay quienes apuntan que los ven "más decentes que algunas de las actuales clases", ya abarrotadas de alumnos-, Educación proponía distribuir a 80 de los más de 500 alumnos del colegio en distintos centros del resto de la ciudad a los que tendrían que desplazarse todos los días: "Era una opción destructiva para el colegio y sólo admitimos los barracones un curso". Este representante se muestra muy preocupado por la falta de espacio con que arrancará el nuevo edificio "previsto para 12 aulas cuando nuestros hijos ocupan ya 24 en el instituto y la nueva cocina está preparada para 150 comensales cuando el 98% del alumnado se queda a comer".