"Ese qué se ha creído". Dirigentes del PPCV ponen en boca de Rita Barberá un comentario, supuestamente expresado en público, referido al presidente provincial del PP y de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus. Un comentario que revelaría la contrariedad de la primera edil de Valencia con las estridencias de Rus, especialmente tras la caída del expresidente Francisco Camps, y su relevo en favor de Alberto Fabra, ungido por Génova. Rus escenificó entonces su enfado por que nadie le consultara la designación de Fabra, lo consideró una falta de respeto a "los 50.000 militantes" de la provincia de Valencia y exigió al nuevo líder garantías de que lo consultará antes de tomar decisiones.

Barberá gozaba de una gran capacidad de influencia sobre su ahijado político, Francisco Camps, pero, tras la caída de éste, su influjo sobre el nuevo inquilino del Palau ha menguado y ha tenido que observar con estupor los movimientos de Rus para intentar tutelar a Fabra. "Rus no puede controlar Valencia ciudad, que es de Rita", señalaba ayer un responsable popular para explicar las causas de la falta de sintonía en la primera edil y el alcalde de Xàtiva, para añadir que Rus "puede hablar por la provincia pero no por Valencia". Además, en la marcha de Camps Barberá sí estuvo en la pomada.

Son muchos los que interpretan el órdago de la alcaldesa a Génova por el ninguneo al PPCV, no sólo como un aviso a la dirección nacional para que respete a la organización valenciana y al caído Camps, sino también en clave interna, en el marco de una batalla con Rus.