Alberto Fabra se ha hecho cargo de la Generalitat aterrizando sobre un avispero en términos políticos, con todo el equipo del dimisionario Francisco Camps en el Consell y en el partido, pero la situación de las arcas autonómicas que hereda de su predecesor asusta aún más. Dos datos de la Cuenta General correspondiente a 2010 ofrecen una radiografía demoledora del panorama económico de la Generalitat, que explica el impago a los proveedores, entre ellos los de Sanidad, que han amenazado con desabastecer a los hospitales si no cobran, y la ampliación de los planes de recorte del gasto anunciados por el conseller de Hacienda, José Manuel Vela. Al cierre de 2010, el fondo de maniobra de la Generalitat, la diferencia entre los acreedores a corto plazo -deudas a satisfacer en un plazo inferior al año- y los derechos disponibles también a corto (técnicamente, el activo circulante), se elevaba a la friolera de 8.808 millones de euros, la cifra más alta de la historia. Paralelamente, por primera vez también la Generalitat declaró en 2010 un patrimonio neto -la diferencia entre el valor de sus bienes y derechos en general (activo) y las deudas a largo y a corto- que resultó negativo, hasta un importe de 1.913 millones.

El fondo de maniobra es revelador de la situación de extrema falta de liquidez del Ejecutivo que hereda Alberto Fabra, en medio de una crisis que ha hundido los ingresos. Los 8.808 millones negativos suponen 902 más que al cierre de 2009 -cuando alcanzó los 7.906 millones- y representan más de la mitad de los recursos gestionados el año pasado (17.362 millones). En un escenario de política ficción, si el Consell tuviera que afrontar estas deudas a corto con el dinero del que puede echar mano, no tendría más remedio que cerrar seis meses la Generalitat. Para hacerse una idea de la situación, el fondo de maniobra es cinco veces mayor del que existía en 2001, años de bonanza, cuando era negativo en sólo 1.754 millones (equivalente entonces al 20% de los fondos gestionados aquel año).

Proveedores de Sanidad

Entre los acreedores a corto plazo, que suman 10.889 millones (9.642 en 2009), figura la deuda a corto e intereses, así como los pagos correspondientes a gastos previstos en presupuesto y fuera del presupuesto, como una parte de las facturas en los cajones de Sanidad reconocidas. Precisamente, los acreedores no presupuestarios, 2.700 millones, siguen en un nivel similar al del año anterior (2.755 millones), cuando se dispararon respecto a 2008 (1.130 millones). Entre los derechos disponibles a corto, que se elevan a 2.081 millones, están los ingresos pendientes de cobro del presupuesto y de años anteriores o el dinero en caja. La diferencia entre derechos y acreedores a corto es la que da el fondo de maniobra negativo de 8.808 millones.

A estas tensiones se añade la situación gobal de las finanzas autonómicas. Los datos del balance incluidos en la Cuenta General revelan unos fondos propios negativos de la Generalitat por importe de 1.913 millones. Esta cifra, equivalente al patrimonio neto -la diferencia entre el activo y el pasivo exigible-, se escribe en números rojos por vez primera en la historia autonómica. En 2009 la cifra, en el balance oficial presentado por el Ejecutivo, era positiva en 800 millones, aunque a la luz del informe de la Sindicatura de Cuentas, que revelaba gasto no reconocido e incobrables que elevaban el pasivo en al menos 1.300 millones, ya era negativa. En 2008, por ejemplo, los fondos propios de la Generalitat fueron positivos en nada menos que 3.655 millones. Dos años después, a falta de lo que diga el Síndic, ya son negativos en 1.913 millones. Aunque estos conceptos no son aplicables a la Administración, de tratarse de una empresa privada estaría en situación de quiebra técnica. Y es que, con sus números, el Consell debe más de lo que tiene.