C. R. sufrió hace tan sólo unos meses una hemiplejia que le paralizó la mitad del cuerpo y le arrebató la capacidad de hablar y escribir. "Resulta increíble que una mujer que se ha dedicado toda la vida a la palabra ahora la haya perdido". Así se expresaba su médico de cabecera a principios de año, en referencia a la labor de maestra que esta paciente desempeñó casi 50 años.

Sin embargo, y a pesar de que tras este incidente se le diagnosticara demencia tipo alzheimer, C. R. ha logrado recuperar, paso a paso, el habla y la sensibilidad en su brazo y mano derecha. "He avanzado mucho, a veces olvido algunas cosas pero el aprendizaje se hace ameno", explica refiriéndose a los ejercicios que diariamente realiza en la residencia de día de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Alicante (AFA), uno de los pocos centros especializados de la provincia.

De lunes a viernes, el marido de C. R. la acerca hasta las instalaciones de AFA así como al logopeda. "La verdad es que se porta muy bien, al principio él una gran desazón y no sabíamos donde acudir", recuerda esta mujer de 76 años ante la atenta y cariñosa mirada de su esposo al otro lado de la mesa, quien destaca que su mujer "siempre ha sido así, intentando explicar con delicadeza a los demás y con una gran fuerza de voluntad". El matrimonio se trasladó a Petrer en los años 80, donde han vivido hasta hace sólo unos años. Hoy residen en la zona del Cabo de las Huertas, muy cerca de la residencia AFA.

El apoyo de los seres queridos ante este tipo de enfermedades resulta fundamental, destaca la psicóloga del centro, Violeta Clement, aunque en su opinión la voluntad de mejorar de los enfermos es decisiva. "Aquí intentamos que mantengan las habilidades que les quedan, hay distintas fases de la enfermedad y aunque se trata de una patología neurodegenerativa que no se puede frenar los ejercicios de estimulación de los sentidos y la memoria permiten en parte una mejor calidad de vida".

"Al principio me costó mucho decidirme a venir a la residencia, pero hoy se que vale la pena, en casa uno se siente triste al verse limitado en tantas cosas, por aquello sentirse útil es lo principal", afirma C. R., mientras Clement añade que su paciente no deja el oficio de lado ni a esta altura de la vida, ya que en el momento que ingresa un nuevo residente, ella se dedica a enseñarle las diferentes actividades. "No es que yo sea un ángel, a mi también me ayuda mucho ser todavía capaz de enseñar", bromea C. R.

Clement asegura que una vez que se ha diagnosticado la enfermedad, resulta más llevadera para aquellas personas que toda su vida han realizado actividades para ejercitar tanto la mente como el cuerpo. "Este tipo de pacientes se muestran más receptivos porque son hábitos que han desarrollado a lo largo de toda su vida y les pueden ayudar a mantener esas capacidades que la enfermedad aún no le quitó". Los familiares o enfermos de esta patología o alguna similar tienen a su disposición unas jornadas informativas en este centro desde el martes 20 al 22 de septiembre, enmarcadas en el Día Mundial del Alzheimer.