¿Cómo se siente tras el tsunami que ha sacudido su partido?

Tengo una mezcla de sentimientos. De tristeza, porque han sido unos momento complicados y de mucha tensión; y por otra parte, tengo una sensación de orgullo. Se ha tomado una decisión difícil y valiente, que pocos políticos están dispuestos a tomar.

Usted era una de las personas de la máxima confianza de Camps ¿Le consultó su decisión?

No. Me comunicó el relevo al mismo tiempo que el resto del Consell. Y creo que la decisión fue un acierto. Alberto Fabra tenía el perfil adecuado para asumir este momento político por su madurez política y personal y por su talante. Saber que era el relevo me produjo una sensación de alivio.

En realidad le preguntaba por la decisión de Camps de dimitir.

Eso es algo muy personal. Debieron de ser momentos de absoluta duda porque ninguna de las soluciones era buena. Camps ha hecho prevalecer sus valores personales, su verdad, su honorabilidad, el poder tener la posibilidad de demostrar de que todo lo que ha dicho es verdad y creo que eso es cuanto menos loable. Si al final no era la decisión más adecuada el tiempo lo dirá. Ha sido una respuesta de coherencia absoluta.

Rajoy decía hace unos días que para muchos era inadmisible que un presidente se sentara en el banquillo.

¿Comparte esta opinión?

Siempre dije y lo mantengo que el banquillo era el final de un proceso que no podía equivaler a culpabilidad. Dicho esto, creo que no se puede vincular su decisión solo a sentarse en un banquillo. La presión política, social y mediática a la que estuvo sometido era lo que al final había que valorar y ponderar.

Génova no se lo puso fácil al pedirle que se declarara culpable ¿Al final le falló Rajoy?

No, de Génova, el presidente tuvo en todo momento el apoyo y el respeto a la decisión que tomara. Fue una decisión íntima y personal, pero sí difícil. Estoy segura que en esos días tuvo el asesoramiento de muchas personas con puntos de vista dispares. Seguro que también hablaría con Génova y compartió puntos de vista sobre qué hacer, pero tomó su decisión con absoluta libertad.

Sea sincera, ¿Se vio en algún momento como presidenta de la Generalitat?

La verdad es que esta pregunta tiene una respuesta difícil. A la vista está que en las quinielas estaba yo, pero yo siempre pensé que no era mi momento político. No le digo que no me hubiera gustado o que no fuera mi deseo porque los que estamos en política es lógico que tengamos aspiraciones por nuestra vocación de servicio público. Pero yo siempre pensé que no era mi momento y lo sigo pensado. Todo requiere unos procesos y unas maduraciones. Yo he tenido un proceso muy concentrado y rápido en los últimos años, pero nunca me he presentado a unas elecciones. Hay unas partes que yo no he vivido y que son muy necesarias, creo, para asumir una responsabilidad como la presidencia de la Generalitat.

¿Se lo llegaron a proponer?

No.Rajoy dijo también que Camps tiene futuro en la política ¿Donde lo ve usted?

No me lo he planteado. Cuando termine este proceso y termine bien, que estoy convencida de que así será, tendrá el futuro que quiera. Podrá pasar página a una etapa absolutamente oscura de su vida y abrir una en la que podrá dedicarse a la política si quiere. Es una de las personas con mayor vocación política que he conocido. Yo a veces le decía que nació político y morirá político. Por lo tanto, no sé desde donde, pero, aunque sea desde el sector privado, seguirá sirviendo a la vida pública.

Usted, como el resto del Consell, ha sido ratificada por Fabra, pero es evidente que es un equipo heredado. ¿Se siente respaldada por el jefe del Consell?

Absolutamente. Fabra encarna la personalidad política que de verdad cree en los equipos y en los proyectos y no en los personalismos. Pero al final la política, como todo, está viva, es dinámica. Y seguramente llegará el momento en que Fabra haga los ajustes que crea convenientes. Es normal.

¿Y siente el respaldo del partido?

La vida en el partido siempre es más compleja que en el Gobierno. En general me siento respaldada y querida. Durante la campaña he estado encantada, he trabajado codo a codo con los alcaldes. Puede ser que haya gente que entienda que yo no representaba en ese momento a ciertas personas para asumir responsabilidades mayores, pero yo lo llevo a la categoría de anécdota. Es la vida misma, pasa en los partidos, en las familias.

¿Ve fuerte a Alberto Fabra?

Sí, lo veo fuerte. Es una persona que sabe bien el terreno que pisa, aunque como el mismo dice se acostó alcalde y se levantó presidente. Es muy consciente de las dificultades y de que, al final, la fórmula es trabajar y aportar soluciones. Y él es muy pragmático.

Un liderazgo no se construye de la noche a la mañana. Y Fabra ya encontrado algunas minas...

Hay que tener ciertas aptitudes de liderazgo y él las tiene. Además, no es demagógico, es capaz de llamar las cosas por su nombre. Tiene muy buen talante, capacidad de relacionarse con la gente, y de empatizar, de hacerse entender. Esas claves de su personalidad le van a dar la fortaleza necesaria.

Camps se irá del todo o caerá en la tentación de tutelar la sucesión como hizo Zaplana

Estoy convencida de que no porque lo conozco y porque durante este mes he podido comprobar cuál es su actitud. Puedo constatar y afirmar que no va a ejercer ningún tipo de tutelaje sobre Fabra. Por muchas razones, entre otras porque es una experiencia que ha vivido. El ha sucedido a otro presidente y sabe de primera mano lo que se debe o no hacer. Y por su propia personalidad, es absolutamente respetuoso con los demás.

¿Y Fabra sentirá la necesidad de marcar distancias con su antecesor?

Yo creo que no. Si no te generan esa necesidad ¿por qué?. Todo lo contrario creo que a veces Fabra sentirá la necesidad de consultarle y compartir experiencias.

¿Dará finalmente los contratos de Gürtel a la oposición?

Sobre eso creo que se ha hecho mucha demagogia. Los contratos se han dado y cuando no se han dado es porque no se habían solicitado correctamente o cuando se había intuido que lo que había detrás no era obtener información sino una estrategia política. Si queremos pasar página porque los ciudadanos no se merecen un espectáculo como el que hemos vivido estos años, lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar. La oposición debe hacer una labor seria y dejarse ya de montajes, de escaparates y de políticas destructivas.

¿Como segunda de a bordo del Consell cuáles serán sus ocupaciones?

Mi cometido es ser la persona que mantenga el pulso del diseño de la gran política que en esta legislatura estará marcada por la austeridad. Somos un equipo de gobierno que nos conocemos, con un perfil parecido y creo que vamos a poder hacer muchas cosas. Aunque sea un Consell que nombró Camps encaja perfectamente con el perfil y las prioridades que se ha marcado Fabra. Un Consell que pondrá más el acento en la eficacia y en la eficiencia. Hacer de impulsora, de fontanera, desatascando un problema donde pueda haberlo, hablando y coordinando es uno de los objetivos.

La Generalitat tiene varios frentes abiertos, el principal el déficit y la asfixia en las cuentas ¿Dónde se usará la tijera?

El plan de austeridad abarca varios ejes. Desde la reordenación de las plantillas de la Generalitat que va a suponer un ahorro importante (son 700 puestos de trabajo que se van a revisar); la restricción de altos cargos hasta la racionalización del gasto farmacéutico. El objetivo es la contención del gasto público para poder mantener los niveles de inversión.

El sector público es uno de los pozos sin fondo de la Administración ¿Podría cuantificar la reducción de organismos?

No podemos hablar todavía de porcentajes. En el próximo Consell se aprobará el decreto para crear el holding de empresas públicas que implicará, para empezar, una centralización en determinados servicios como los económicos y jurídicos. Habrá determinadas personas que formarán parte de todos los consejos de administración de las empresas y que harán el análisis necesario para tomar medidas. En las que son productivas y generan beneficios no hará falta hacer nada; otras habrá que suprimirlas o refundirlas y otras, ajustarlas. Estoy convencida de que sólo con aplicar unas pautas de funcionamiento uniformes en cuanto a plantillas, salarios, contrataciones, gasto corriente y objetivos, la racionalización será importante. Pero depuraremos y llegaremos donde tengamos que llegar sin límite para poder de verdad hacer sostenible el sector público.

¿Se revisarán los contratos blindados y de alta dirección?

Sí, se revisarán, se uniformarán y se igualarán en rango a los cargos directivos. No sé si habrá alguna excepción, pero en general el objetivo es depurar, ordenar, racionalizar.

¿También habrá ajustes en el personal de las empresas?

Por su puesto, allí donde haga falta se revisarán las plantillas. De hecho, ya se ha venido haciendo. Cuando yo era consellera de Justicia hice una depuración en dos fundaciones. En una de ellas, donde había una plantilla de cien personas, se quedo treinta, con el personal mínimo para desempeñar sus funciones.

¿Cómo piensan cumplir su promesa electoral de pagar en 30 días a los proveedores?

Se están haciendo planes específicos en Sanidad y en el resto de sectores y nos estamos sentando para llegar a acuerdos y alcanzar fórmulas de pago. El conseller de Hacienda ya nos ha dicho que habrá tolerancia cero con las facturas en los cajones. Y tiene mi respaldo y el del presidente. Estamos en un momento complicado. Si eso obliga a tomar medidas duras o difíciles se tomarán.

El gasto sanitario y educativo es una de las losas del presupuesto ¿Donde pondrán el límite en el recorte en estos sectores?

El límite es prestar con eficiencia y eficacia esos dos servicios básicos y esenciales con la misma calidad que se han prestado hasta ahora. Todo el trabajo de contención del gasto van destinado a mantener los servicios de educación y sanidad y en generar las condiciones necesarias para generar empleo. El servicio esencial médico no puede sufrir ninguna alteración. Podemos quitar las azafatas de las puertas de urgencia, como hemos hecho, es un lujo del que se puede prescindir en estos momentos, pero no de los médicos. Y desde luego es necesaria una financiación adecuada. Los ciudadanos valencianos llevan ocho años recibiendo 337 euros por habitante menos que el resto de la media.

Dentro del Consell hay opiniones dispares respecto al copago en los servicios públicos ¿Cuál es su postura?

Coincido con Fabra en que antes de cortar el tronco hay que hacer una poda. Nuestra cultura es otra. Creo que las palabras del conseller de Justicia, Jorge Cabré, se malinterpretaron. Él sólo pretendía abrir el debate.

En su programa electoral apostaban también por las privatizaciones ¿Qué planes tiene el Consell en este ámbito?

Creo que hay que evolucionar a un modelo de gestión público- privado en general en el que la iniciativa privada o sus pautas marquen las formas de gestión. No es lo mismo que hablar de privatización de servicios públicos. Pongo un ejemplo. La Justicia es un servicio público por esencia, pero la gestión de los edificios judiciales, como la Ciudad de la Justicia, que es muy costosa, se puede racionalizar si se hace con criterios de gestión privada.

¿En un caso extremo de falta de recursos estaría a favor de devolver competencias al Estado?

Este debe ser un debate sereno, que no se quede en un titular.