Se van en masa. Más profesores que nunca, tanto en la provincia como en la Comunidad, dejan las aulas y el curso que viene no estarán en sus puestos, porque se acogen a la jubilación anticipada. Los centros no verán su plaza cubierta por otros profesionales -en la mayoría de los casos-, porque el Consell no tiene previsto sustituir estas vacantes a tenor de la política de recortes anunciada.

Dos circunstancias se han sumado este año para que más de 400 docentes -263 de ellos maestros de Primaria y 150 profesores de Secundaria en los colegios e institutos de la provincia-, con los 60 años de edad cumplidos y al menos 35 de trabajo, hayan decidido "colgar el hábito" acogiéndose a la jubilación anticipada que expira el próximo 31 de agosto. Los que han tomado esta decisión superan en más de un 20% la cifra habitual de jubilados, que en la Comunidad no alcanzaba el millar de docentes mientras en esta ocasión rebasan los 1.300.

En la mayoría de los casos sus puestos no serán ocupados por nuevos docentes como consecuencia de la política de restricciones económicas del Consell. "Había mucha gente con dudas y finalmente se ha producido un repunte al combinarse dos circunstancias", confirman desde Educación. Por una parte, no está claro que continúe el periodo transitorio que permitía jubilarse con 60 años y 35 cotizados con el 100% de las prestaciones, y, por el otro, el modelo de jubilación que corresponde a las clases pasivas, grupo en el que se encuentran los docentes, todavía no se ha dado a conocer por el Gobierno central, lo que origina cierta indefinición sobre el futuro de la cotización de los enseñantes.

Responsables de la inspección educativa en la provincia añaden que no pinta nada bien la actual situación de crisis y que no parece que el Gobierno vaya a poder decantarse por un tipo de reforma para la jubilación docente que sea "más flexible y aporte más seguridad que la que ahora acaba con la transitoria docente de la LOE" (Ley Orgánica de Educación).

"Ante las dudas, me jubilo"

Por eso, y ante las dudas, se jubilan. Alfonso Rodríguez es uno de los 433 docentes que dejan las aulas a efectos oficiales el 31 de agosto en la provincia, aunque acabaron el pasado 31 de julio. "La gran mayoría seguimos en buenas condiciones físicas y con nuestra edad es fácil también tener mayor disponibilidad familiar, pero ante la duda de tener que seguir hasta los 67 años de edad trabajando, porque no ha habido todavía ningún acuerdo con el Gobierno por escrito, me jubilo ya".

En su condición de dirigente sindicalista, no deja pasar la reivindicación y crítica hacia el Consell: "Se han saltado a la torera la tasa de reposición de las plazas de jubilados docentes, que obliga a un mínimo del 30% de las que se realizan con anticipación, y esta vez no van a cubrir ningún puesto, a no ser los estrictamente imprescindibles como que un centro se quede sin todos los profesores de una misma asignatura", protesta Rodríguez.

En los institutos Mare Nostrum, que dejan el propio Alfonso Rodríguez o José Escalona, el secretario, junto a otros siete compañeros, y en el Figueras Pacheco donde igualmente abandonan nueve docentes, entre los que se encuentra María Soler, las despedidas de jubilación no han sido este año a título personal como en ocasiones anteriores, sino a modo de homenaje común porque se van uno de cada doce profesores de la plantilla.

Simeón Manso también cuelga los libros de texto. "Son muchos años de maestro, en mi caso adscrito a un instituto, tras otros ocho en un centro Caes" -para alumnos con problemas tanto académicos como sociales y económicos- "y además coinciden las circunstancias socieconómicas que aconsejan la jubilación, porque no sabemos qué pasará". Algo similar apunta Agustín Jiménez, quien subraya una "cierta frustración por cómo están hoy la educación y la política, depreciadas". Militante de las filas socialistas afirma no obstante, al igual que Rodríguez: "Me jubilo, pero no me retiro".