Acaba de ser nombrado nuevo secretario del Consejo Social de la Universidad de Alicante, a propuesta de su presidente, Ricardo Ferré. Ni este órgano, -del que forman parte tanto empresarios como académicos, alumnos y sindicalistas-, ni mucho menos la propia Universidad, le son ajenos a este licenciado en Derecho que ocupó el cargo de gerente de la UA bajo los mandatos de Martín Mateo y Andrés Pedreño, además de dirigir el desarrollo inicial del parque científico y el gabinete técnico del propio Consejo Social.
Hace cinco años que dejó la Universidad por el sector inmobiliario como director general del Grupo Santa Ana. ¿A qué se debe su vuelta?
Vengo de una empresa en crisis por suspensión de pagos y porque me ha propuesto el presidente del Consejo Social, Ricardo Ferré. Es una confianza que no puedo defraudar y un nuevo reto para tratar de responder a las expectativas de vincular la Universidad con la sociedad y la empresa.
¿Se puede decir que la Universidad le ha rescatado?
No es eso, ya estaba como director del gabinete técnico, pero se dan nuevas expectativas de vincular la Universidad y la sociedad y contamos con una línea directa con la Generalitat a través de José Miguel Savall como nuevo director general de Universidades, que conoce perfectamente el funcionamiento de este Consejo del que ha sido secretario hasta ahora.
¿Eso es una ventaja o puede suceder aquello de que donde hay confianza da asco?
Savall es el hombre perfecto para el cargo que ocupa y siempre ha practicado la equidad. Sabemos que hay limitaciones económicas pero contamos con una herramienta que parte y reparte según los criterios acordados, el Plan de Financiación. Aparte de eso solo resta una "guindita" que sea apreciable.
Y aquí entra el eterno talón de Aquiles de las universidades, conseguir dinero de la empresa.
Efectivamente la aportación de la empresa a la universidad ha disminuido en términos de transferencias económicas, porque sólo un 22% del sector empresarial cree que las universidades son un motor de desarrollo. Como consecuencia de esto los proyectos de investigación han recibido un 3% menos de fondos y esto ha tenido su impacto en el descenso de la producción universitaria en publicaciones científicas de prestigio, pero, por otra parte, la participación de la empresa es mayor.
¿Menos aportación y más participación? ¿de qué forma?
Se aporta menos dinero para investigar pero se forman más empresas conjuntas con la universidad, las spin off, que son el núcleo del parque científico.
¿Quiere decir que la falta de dinero no será un hándicap?
La situación de crisis no da como para que la Universidad se dispare, pero sí para desplegarse con el parque científico como base y, cuando cambie el signo de la crisis, ahí estaremos.
¿Trae usted algo novedoso en su chistera? Lo digo porque los discursos rectorales siempre hablan de vincular la empresa, la universidad y la sociedad.
Mi preocupación parte de que el Consejo Social cumpla el papel que le adjudica la legislación, un órgano de signo independiente que financia la Generalitat hace diez años para vincular la empresa y la universidad, pero hay consejeros que no conocen bien la Universidad y ésta debe abrirse a la sociedad, ahí radica mi pequeña función, hacer de bisagra.
Insisto en que debe tener algún plan para conseguir algo que viene siendo un lastre para el campus.
Es verdad que la empresa todavía no se cree bien a la universidad, no confía en su investigación. El último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo demuestra que ha habido una disminución en la relación de las empresas con las universidades y, de momento, para el mes de septiembre, vamos a organizar una reunión de todos los vicerrectores con los distintos sectores de la Cámara de Comercio para potenciar un contacto más estrecho y personal.
Así que la solución la ve usted en el cuerpo a cuerpo.
Hay que insistir en ese contacto, sí. Ha habido una muy buena incorporación al Consejo Social desde la Cámara de Comercio, como es el promotor inmobiliario Ricardo Regalado, que también favorecerá este propósito.
