Con semblante sonriente, relativamente tranquilo y gesticulando constantemente. Así anunció ayer el ya expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, su adiós del Ejecutivo. El exjefe del Consell compareció en el Palau pasadas las 17.15 horas, estuvo arropado por todos y cada uno de sus consellers y apenas tardó un par de minutos en despejar todas las incógnitas que planeaban en el ambiente. "Voluntariamente ofrezco este sacrificio personal para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del gobierno, para que el Partido Popular gobierne España y para que España sea esa gran nación que los españoles queremos. Un sacrificio personal y un sacrificio político y familiar. Dejo la presidencia de la Generalitat, la dejo en este mismo instante, inocente, completamente inocente, de las barbaridades que durante estos años se han dicho de mí", sentenció. Esa tesis la refrendó casi al término de su discurso: "No han podido, no han podido demostrar nada, porque no hay nada. No podrán demostrar nada, porque no hay nada. Y yo estoy a partir de este mismo instante liberado para defenderme en donde corresponda de estas infamias y de estas insidias".

Mientras Camps hablaba, unos metros más atrás, algunos consellers miraban al suelo, otros ponían cara de funeral y el resto seguía con atención el discurso del hasta ayer presidente sin saber muy bien cómo colocarse. Eso sí, ni una sonrisa. Todo lo contrario. Sólo, la de Camps.

Aunque sin mentarlo directamente, el exjefe del Consell dejó entrever que se va para evitar una hipotética casualidad: que su juicio coincidiera, con él de presidente, con la campaña electoral de las generales -siempre y cuando Zapatero decida adelantarlas-, lo que desgastaría la imagen de Mariano Rajoy en vísperas de la cita con las urnas. "Este sacrificio lo ofrezco también a España. No puedo ser, nunca, ni el más mínimo obstáculo para que la voz clara y nítida de Mariano Rajoy y de todo el PP llegue a los 46 millones de españoles. No voy a ser ese obstáculo. No lo van a conseguir, porque España necesita de un gran líder, España necesita de un gran proyecto político, y los que durante este tiempo han pretendido convertir en un pequeño obstáculo esta gran mentira se quedan sin nada. Hoy pierden para siempre los del sistema brutal y hoy pierden para siempre los que han intentado hacer de esta cuestión falsa, absolutamente falsa, la distorsión de un discurso de potencia, de fuerza y de ilusión que representa para todos los españoles el Partido Popular", apostilló.

Elogios y ataques

Durante los 13 minutos que se prolongó su discurso, Camps entrelazó críticas al PSOE -tanto a nivel federal como nacional- con elogios a la Comunidad -"lo más grande que hay en el mundo", llegó a decir-. Sus ataques a Zapatero, al que nunca mencionó de manera explícita, coparon una parte de sus palabras: "Es una decisión personal, es una decisión firme y es una decisión sentida (su dimisión). Una decisión a favor de mi partido, del Partido Popular de España, que milito en él desde hace ya 30 años y que tanta alegría, tanta ilusión y tanta esperanza ha dado a nuestra nación. Y que hoy es la única esperanza en una nación desorientada, porque al frente tiene a un no gobierno que no ha sabido asumir las riendas de nuestro país".

Y añadió: "Hemos luchado contra un sistema, un sistema duro y brutal. Un sistema que no ha encontrado en mí ni un euro más, ni un bien más, ni una cuestión material más, de las que he declarado constantemente que tengo, y que sepan que tengo menos de lo que tenía cuando llegué. Lo han intentado por todas partes, por todos los medios, y no han conseguido encontrar nada. Ese sistema brutal está a punto de caer en las elecciones democráticas que próximamente se van a realizar en nuestro país. Un sistema que ha traído paro, desconcierto, tensión y crispación a todo nuestro país".

Su marcha se produce seis días después de que el magistrado José Flors, el instructor de la causa de los trajes de Gürtel en el Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana, decidiera procesar a Camps y a otros tres altos cargos vinculados al PP por haber recibido supuestamente prebendas de la trama corrupta. Dos de ellos, el vicepresidente Víctor Campos y el exjefe de gabinete en Turismo Rafael Betoret, se declararon ayer culpables. Aun así, Camps proclamó ayer su honradez e inocencia. "(Hay) otras tres personas que están también en un mismo absurdo y brutal proceso que nadie entiende, que nadie comprende, que es falso, y que el día de mañana muchas personas -no como yo- tendrán que bajar la cabeza por la barbarie que durante estos años han ido cosiendo para intentar tapar la ilusión democrática, legítima y de libertad del pueblo valenciano".

El ya expresidente acusó al PSPV -personado en la causa cuando el TSJ valenciano aceptó la inhibición de Madrid- de orquestar una campaña en su contra con el fin de obtener el rédito electoral que le han negado las urnas durante los últimos 16 años en la Comunidad. "Conmigo (hay) otras personas que también están acusadas de infamias y de mentiras por el solo hecho de no poder ganarnos en las urnas nunca y han utilizado este brutal sistema para intentar acabar con un proyecto de ilusión y de emoción hacia el futuro", sostuvo Camps.

Tras esa secuencia de ataques a los socialistas, llegó el turno de los elogios. Aunque antes, el expresidente ya había dejado caer algunas de sus frases de optimismo desmesurado: "Somos los mejores, eso es lo que quiero decirle a todos los valencianos. Somos los mejores, este es el mejor territorio, esta es la más grande comunidad de España y la mejor región de Europa y por eso han ocurrido las cosas que han ocurrido".

La sarta de alabanzas llegó minutos después. "Lo hago (la decisión de marcharse) también en favor de la Comunidad Valenciana. Estoy harto, completamente harto de que cuando se hable de la Comunidad Valenciana no se hable de nuestra gente, de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestra industria, de nuestro turismo, de nuestro futuro, de nuestra proyección, de nuestra grandeza. Allá los miserables que no han sabido ver en nuestra tierra un proyecto de futuro y que no han llegado a entender lo que durante todos estos años hemos conseguido: ser los mejores, los primeros, el mejor ejemplo de gobierno y de proyecto colectivo", agregó.

Precisamente, ese trabajo en pro de la Comunidad permite que Camps se marche del gobierno relativamente satisfecho, según admitió él mismo: "Me voy con la conciencia tranquila, el deber cumplido y con todos los proyectos, todos, y todas las ilusiones, todas, hechas realidad. Queda un gran proyecto, no hay solución de continuidad, hay gente excepcional que tomará las riendas de este proyecto y que seguirá liderando la Comunidad Valenciana. Estaré siempre al servicio del partido, de la Comunidad Valenciana y de España allá donde me encuentre. Desde luego, en Valencia, que es el mejor lugar para nacer, para crecer, para vivir, y para hacer una familia".

Despedida

Las últimas palabras de Camps como presidente fueron de agradecimiento: "Muchas gracias, me voy lleno de orgullo porque el primer día que vine aquí como presidente tuve la oportunidad de añadir a mi nombre el de Muy Honorable, y me voy después de haber mantenido el nombre de Molt Honorable en lo más alto, en lo más fuerte y con el mayor orgullo posible. He sido el Molt Honorable President de la Generalitat y toda mi vida, en mi corazón, anidará la idea de que el trabajo fue honorable y que el esfuerzo fue muy honorable. Muchas gracias".