Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación durante los últimos ocho años y apartado por los campistas de su aspiración a un tercer mandato en el Palacio Provincial, presidió ayer su último pleno al frente de la institución entre el reconocimiento público de la oposición socialista y el silencio de los diputados del PP.

María Teresa Carbonell, portavoz del PSPV, alabó la gestión de Ripoll en los municipios y su capacidad para llegar a consensos mientras, por contra, no se escuchó ni una sola voz desde la bancada popular a favor del que, aún a día de hoy, es el presidente provincial del PP y edil en Alicante.

En una jornada en la que el campismo empezó a exhibir su mando en la Diputación y en las filas populares, Ripoll ocupó la presidencia del pleno por última vez. La próxima sesión, prevista para el próximo 13 de julio, finalizará ya con Luisa Pastor, alcaldesa de Sant Vicent del Raspeig, al frente del hemiciclo provincial. En un breve discurso, la socialista Teresa Carbonell agradeció su labor a los funcionarios de la Diputación y se mostró condescendiente con Ripoll.

"Mi más sincera gratitud por todo el trabajo que desde la Diputación se ha hecho en los municipios", trasladó la diputada del PSPV a Joaquín Ripoll en su despedida mientras las campistas Mercedes Alonso y Virginia Romero cuchicheaban en sus escaños. "Mi reconocimiento por su capacidad para llegar a acuerdos y consensos, para llevar a cabo grandes obras y proyectos beneficiosos para la provincia, y desearle toda la suerte en las funciones que en un futuro pueda desempeñar", apuntó Carbonell, edil en Xixona y que, de esta manera, también ponía punto y final a ocho años en el Palacio Provincial.

Ripoll fue breve. Muy breve. A medida que pasan los días, sus próximos lo notan más alicaído. El aún titular de la Diputación se limitó, de hecho, a reconocer a los funcionarios que le han acompañado. "Todo lo que hemos hecho ha sido gracias a que hemos tenido siempre a personal que ha trabajado con ahínco e ilusión", remarcó el dirigente provincial del PP.

Nadie de su partido levantó la mano para intervenir. Ni nadie le aplaudió. Ripoll levantó la sesión y echó el cierre, a falta de un par de actos institucionales, a su segundo y último mandato sin referencias a su futuro o a la batalla del PP. Bajó al hemiciclo y saludó a algunos diputados. Estuvo efusivo con el socialista Antonio Amorós.

Luisa Pastor, virtual presidenta, se quedó sobre la tribuna, a pocos pasos del escaño de la Presidencia. Enseguida llegó a su lado Mercedes Alonso, alcaldesa de Elche, y, a renglón seguido, la eldense Virginia Romero, epicentros del bando campista que ya empezó a evidenciar que tiene el mando en Alicante.

Contubernios en las terrazas y tres diputados en el despacho

Fue una jornada de despedidas en una corporación en la que apenas siete diputados -un socialista y seis del PP- renovarán su escaño. Dejan el hemiciclo diputados como Antonio Amorós, del PSPV, con dos décadas en la institución y dejan paso en las filas populares Pedro Romero, Juan Roselló o el propio Joaquín Ripoll.

A la salida de la sesión plenaria, apenas tres diputados entraron en el despacho de Presidencia para despedirse del titular de la Diputación. Fueron Mónica Lorente, María Asunción Prieto y Domingo Soler, ya fuera del PP y ahora portavoz de un grupo independiente en Torrevieja.

Mientras, en las terrazas, de enfrente del Palacio Provincial, el campismo ya exhibía su mayoría en las filas populares. En una cafetería a la vista de todos, Luisa Pastor tomó café con varios diputados campistas mientras los ripollistas se disolvían. Evidencia del cambio de ciclo en la Diputación. Ahora le toca a ella.