El panorama financiero de la Generalitat que encontrarán los nuevos consellers, "marineros" en la "tormenta" de la crisis, según la imagen que trazó el presidente Francisco Camps en la toma de posesión de sus cargos esta semana, no es una borrasca, sino un ciclón de malas noticias.

Emparedada entre el elevado nivel de gasto y la caída en picado de los ingresos, la Generalitat batió al cierre de 2010 el récord histórico de obligaciones pendientes de pago, con la friolera de 3.036 millones de gasto contraído básicamente con proveedores, empresas privadas, ayuntamientos y organismos públicos propios que no había sido capaz de atender a 31 de diciembre pasado, trasladando así su déficit a otros, exactamente lo mismo de lo que acusa al Gobierno.

La liquidación de las cuentas de 201o evidencia las dificultades financieras de la Administración autonómica -que al cierre de 2009 arrastraba un déficit oculto de facturas en los cajones e ingresos de dudoso cobro de 2.900 millones-, con un dato clave: Los pagos pendientes de los llamados "presupuestos cerrados", esto es, de 2009 y anteriores, se habían disparado al pasar de 2,3 a 331,1 millones al término de 2010.

La evolución de las liquidaciones anuales es fiel reflejo de las vicisitudes de la economía en los últimos años. Entre 2003 (año de la llegada del presidente Camps a la Generalitat) y 2005, el volumen de gastos pendientes de pago a 31 de diciembre estaba en torno a los 2.200 millones. El máximo hasta entonces fue 2005, con 2.282 millones pendientes, y el mínimo, 2003, con 2.227 millones. En 2002 habían sido 2.142.

A partir de 2006, coincidiendo con los años de eclosión inmobiliaria, cuando en el país parecía que los perros se ataban con longanizas, el bienio registra los mejores niveles de la década: El pendiente de pago baja a 1.951 millones y aún más en 2007, 1.813 millones. Si se compara además con la cifra que el Consell tenía pendiente de cobro al finalizar el año (1.125 millones), la diferencia negativa entre pagos y cobros pendientes es la menor de todo el periodo, 688 millones.

En 2008 estalla la crisis económica y su reflejo en las cuentas es contundente, al dispararse ya ese ejercicio el pendiente de pago hasta los 2.535 millones, superados al año siguiente con 2.916, y de nuevo en 2010, con la citada cifra récord de 3.036 millones, último dato anual oficial.

Con el agravante de que, aunque la crisis, según los populares, ya se veía venir antes de 2008, los gestores autonómicos no se aplicaron el cuento ya que el gasto de la Generalitat siguió creciendo imparable: 12.799 millones de obligaciones reconocidas en 2007; 13.727 millones en 2008; y 15.234 millones, en 2009. No ha sido hasta 2010 cuando el Consell mete el freno, con 14.736 millones de obligaciones reconocidas.

En 2010, además, los ingresos pendientes de cobro se situaron en 1.128,5 millones -desde 2006 siempre han estado en torno a los 1.100 millones-, con lo que la brecha entre cobros y pagos por liquidar es negativa en 1.908 millones. Es la mayor diferencia en toda la década, frente a los citados 688 millones de 2007 o los 695 de 2007. En 2008 esa diferencia negativa ya dio un salto hasta los 1.399 millones, que suben hasta los 1.723 en 2009.

Incobrables

Para colmo, de los ingresos pendientes de cobro, una parte importante son los "derechos definidos", meras expectativas de cobro que la Sindicatura de Comptes trata como incobrables, de forma que entre los 1.128 millones de ingresos pendientes, hay 245 de "derechos definidos". Esa cifra es la diferencia entre el volumen total de este tipo de ingresos dudosos, 633 millones, y la provisión para insolvencias, 388 millones.

Los datos reflejan que la Generalitat está realizando muchos pagos a dos años

El detalle de los 3.036 millones pendientes de pago a 31 de diciembre pasado tiene una clave de consecuencias inquietantes. Del total, 2.037 correspondiente al presupuesto de 2010, otros 668 millones a operaciones no presupuestarias y 331 a las cuentas de 2009 y ejercicios anteriores. Esta última cifra se traduce en que la Generalitat está abonando buena parte de sus gastos a dos años, un dato clave para que las empresas puedan salir del letargo y comenzar a mover la economía y estimular el empleo.

De hecho, es una cifra excepcional en toda la década. En ese periodo, el pendiente de abonar de presupuestos cerrados es residual, entre los 21 millones de 2002 (la cifra más elevada) y los 1,7 de 2008. En 2010 se multiplicó por 144, esto es, un 14.296% más. No es casualidad la desesperación de los proveedores que tratan con la Generalitat ni las exigencias del mundo empresarial para que el Ejecutivo autonómica apruebe un plan de pagos para afrontar sus deudas.

El presidente Camps ha emplazado a sus consellers a ahorrar para sacar partido "hasta el último euro" y "aparcar lo superfluo". Un giro de 180 grados respecto a la política de los últimos años, volcada en los grandes eventos y proyectos sin viabilidad y con sobrecostes desmesurados en las obras públicas.