Apenas unas horas después del golpe de mano de los seguidores de Francisco Camps para apartar a Joaquín Ripoll de la Diputación y, por extensión, hacerse con el control del PP en Alicante, los restos del ripollismo empezaron a disolverse como un azucarillo. El acuerdo alcanzado entre la dirección regional del PP y el sector más moderado de los afines al aún titular de la institución provincial se concretó, finalmente, con una amplia mayoría del campismo, que controlará por completo el grupo de diputados con el añadido de siete escaños de cargos locales, hasta aquí, en la órbita de Ripoll pero que ahora actuarán, sin duda, marcados por el cambio de rumbo en el PP de Alicante; y con la exclusión del núcleo duro de Joaquín Ripoll con la excepción de Mónica Lorente, número uno del PP en Orihuela, que seguirá como diputada por la comarca de la Vega Baja.

Los acuerdos sellados por la propia Mónica Lorente y el alcalde de Altea y vicesecretario provincial del PP, Miguel Ortiz, con José Císcar, en nombre de la cúpula regional campista, se fueron cumpliendo ayer comarca a comarca sin mayores sobresaltos de acuerdo con la propuesta (ver cuadro adjunto) avanzada ayer por este periódico. No hubo problemas ni en la elección de la Marina Baixa, donde se ratificó a Manuel Pérez Fenoll -"un premio más", se quejó Gema Amor- y Enrique Ponsoda, alcalde de Guadalest. Ni tampoco en Elche, partido judicial en el que lograron acta Mercedes Alonso, Miguel Zaragoza, César Augusto Asencio y Federico Berna, primeros ediles, respectivamente, de Elche, Santa Pola, Crevillent y Albatera. Todo salió conforme a la capitulación firmada por los más moderados del grupo de Ripoll.

Los últimos coletazos tuvieron como protagonistas a los dirigentes que, a lo largo de los últimos años, han conformado el núcleo duro de Ripoll. Mari Carmen Jiménez, hasta ahora vicepresidenta de la Diputación, rechazó el acuerdo que le excluía en el Medio Vinalopó en beneficio de una candidatura de consenso conformada por Pascual Díaz, alcalde de Petrer y hasta ahora afín a Ripoll; y Adela Pedrosa, primera edil de Elda y con la que Jiménez está enfrentada desde hace años. Presentó una lista alternativa y salió derrotada por trece papeletas. Cincuenta y tres ediles del PP votaron a Pedrosa y cuarenta a Jiménez que, de esta manera, pone punto y final a ocho años en la Diputación en los que fue uno de los pilares en los que Joaquín Ripoll sustentó su gestión al frente del Palacio Provincial.

Adela Pedrosa le ganó, finalmente, la batalla a la todavía vicepresidenta de la Diputación. El respaldo de los ediles de Petrer, encabezados por el hasta aquí ripollista Pascual Díaz fue clave. El acuerdo con Valencia incluía el veto de Jiménez y la inclusión de dirigentes de perfil moderado como es el caso de Díaz. Alegría y abrazos entre las filas de Pedrosa y evidente decepción entre las de Mari Carmen Jiménez, que admitió la derrota aunque arremetió contra la maniobra que le deja fuera de la Diputación. "Luego vendemos la imagen de consenso e integración", dijo la hasta ahora número dos de Ripoll que denunció "presiones" y acusó a Pascual Díaz de erigirse como "candidato" a espaldas de los alcaldes que "me respaldaron a mi". "Hay personas que aguantan estas presiones peor que otras", admitió Mari Carmen Jiménez. Ahora comienza la batalla legal. La todavía vicepresidenta de la Diputación presentará un recurso, acogiéndose a la jurisprudencia, para que se aplique un reparto proporcional lo que le hubiera otorgado el escaño en el Palacio Provincial.

En Alcoy, Jorge Sedano, otro de los puntales del ripollismo, finalmente, se retiró de la pugna por la Diputación. Los afines a Camps en la comarca de La Montaña, entre una salva de aplausos, ratificaron como diputado provincial a Javier Sendra, alcalde de Planes. Durante los últimos cuatro mandatos, los diputados siempre llegaron del Ayuntamiento de Alcoy. Ayer, la candidatura de Sendra salió adelante con 108 avales de los 119 ediles del PP en La Montaña. Los únicos once que no firmaron fueron, precisamente, los concejales de Alcoy, controlados por el propio Sedano al que, en este escenario y con la alcaldía perdida, se le complica notablemente su futuro político en las filas del PP.

Celia Lledó, exalcaldesa de Villena y también fuera de la Diputación, fue la única que salió a la palestra para defender a Ripoll, con el que se ha mantenido firme durante la larguísima guerra interna en el PP. Lledó, vicesecretaria provincial de los populares, anunció su intención de pasar a un segundo plano aunque hizo una encendida defensa de la figura del presidente de la Diputación, defenestrado por los afines a Camps. "Existe una ruptura desde el momento que la ejecutiva provincial, democráticamente elegida en un congreso, aprobó una lista con Ripoll. El hecho de que personas de dentro del partido se salten a la torera esta decisión, me parece que es indignante, no es de recibo, por lo que claro que hay una ruptura en el momento que no se respetan los estatutos del partido, ni las decisiones de un órgano legítimo", aseveró.