Consell, Policía Local, Nacional, Guardia Civil y el colectivo del taxi iniciaron ayer una nueva ofensiva para tratar de mejorar las condiciones de trabajo y servicio en el sector, que incluye el aumento de las inspecciones para erradicar el intrusismo y un mayor control del día a día en la jornada del taxista y su relación con los clientes. En este caso, el trato vejatorio a los clientes y la falta de aseo personal de los profesionales pueden acabar en sanciones de hasta 2.000 euros en función de la gravedad, según informó ayer la Agencia Valenciana de Movilidad.

Así ,y según establece el nuevo reglamento vinculado a la Ley de Movilidad que entró en vigor el pasado mayo, la Agencia Valenciana de la Movilidad sancionará las irregularidades con multas que pueden llegar hasta los 6.000 euros en el caso de los conductores que realizan servicios de taxi sin tener licencia.

Novedoso resulta la decisión del Consell de controlar la higiene, tanto de los vehículos como de los conductores que, por otro lado, tienen la potestad de reservarse el derecho de admisión. Entre las sanciones destacan los entre mil y dos mil euros que deberán pagar los taxistas si en las inspecciones de la Policía se detectan casos de trato vejatorio a los usuarios o, incluso, descuido en el aseo personal del conductor o en el exterior e interior del vehículo.

Conductores piratas

El colectivo de taxistas de Alicante reclamó el pasado marzo que se dispusieran medidas contra los conductores "piratas" que trabajan en las inmediaciones de la estación de autobuses y el ferry de Orán. Personas que ofrecen sus vehículos particulares a compatriotas aprovechando la ventaja del idioma. Viajes a precios pactados que agravan los efectos de la crisis económica que sacude también a un sector en el que los servicios han caído un 40% desde 2008. Tres meses después, ayer se celebró una jornada de formación y comenzaron a vislumbrarse soluciones. La Policía perseguirá a estos intrusos que se enfrentarán a multas entre dos mil y seis mil euros al ser tipificada la infracción como muy grave.

El reglamento fija tres tipos de infracciones: leves, graves y muy graves. La falta de aseo, el trato vejatorio con los usuarios y la falta de limpieza del vehículo están tipificados como faltas leves o graves. En el caso de ausencia de aseo, el taxistas podría enfrentarse desde el apercibimiento de sanción a una multa de hasta mil euros.

Faltas muy graves -penadas hasta con 6.000 euros- serán la realización del servicio de taxi si licencia; la falsificación de los distintivos; manipulación del taxímetro; conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas; retención de objetos abandonados en el vehículo sin comunicarlo a la autoridad o el arriendo, cesión o traspaso de la explotación de las licencias y de los vehículos afectos a las mismas, según la nota de Prensa hecha pública ayer.

No atender una petición, falta grave

El objetivo principal de la inspección es comprobar el grado de cumplimiento de la normativa vigente, proteger los derechos de los consumidores y operadores de transporte, la mejora de la calidad y seguridad del servicio y la erradicación del intrusismo.

El mayor rigor se va a llevar con las infracciones muy graves, pero el reglamento también contempla una serie de sanciones de hasta 2.000 euros para hechos calificados como graves como, por ejemplo, el incumplimiento del régimen tarifario, o no atender, sin causa justificada, la solicitud de un usuario cuando el taxi está de servicio.

Faltas graves se consideran también el prestar el servicio con un coche más viejo que la antigüedad autorizada, carecer de hoja de reclamaciones o, entre otras causas, la iniciación de servicios fuera del ámbito territorial de la autorización establecida.