Trece estudiantes de Arquitectura de la Politécnica de Valencia se convirtieron ayer, junto a su profesor, Íñigo Magro, en las primeras personas en poder conocer el final de la primera fase de la recuperación de la estación de Benalúa, con motivo de la jornada de puertas abiertas. Un proyecto ejemplo de recuperación del patrimonio inmueble alicantino, que Casa Mediterráneo convertirá, de la mano del arquitecto Manuel Ocaña, en un espacio abierto para el ocio cultural.

Ayer se celebró la primera jornada de puertas abiertas y, a pesar de que caía un sol de justicia, fueron unos 150 curiosos los que se acercaron a contemplar lo bien que se ha resuelto la limpieza de los muros y la demolición de la tabiquería interior y forjados. Trabajos que han durado seis meses y han permitido sacar a la luz la majestuosidad de la marquesina de cerchas metálicas de fundición diseñadas por el célebre ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel y producida en una fundición de Bruselas a finales del siglo XIX.

Inaugurada en 1888, la estación de Benalúa fue un referente de la línea ferroviaria Alicante-Murcia y del tráfico comercial del Mediterráneo dada su proximidad con el Puerto, al que sigue pegada. El edificio dejó de funcionar a mediados del siglo XX, y tras varios incendios que afectaron mucho su estructura se llegó al acuerdo para su rehabilitación como sede de la Casa del Mediterráneo.

El 1 de diciembre de 2010 se iniciaron las obras de rehabilitación con un presupuesto de 923.000 euros y en los próximos 18 meses se aportarán otros 900.000 euros a cargo del Ministerio de Fomento para crear un gran espacio cultural con una gran nave central, oficinas, sala de exposiciones y hasta un restaurante para coronar la dignificación del acceso sur a la ciudad.

El profesor Íñigo Magro y sus alumnos, que enmarcaron la visita dentro del trabajo de campo del proyecto de fin de carrera que realizan sobre la antigua Lonja de Pescadores del barrio del Cabañal de Valencia, destacaron la correcta resolución de esta primera fase y celebraron "la recuperación del edificio. Una buena noticia para los alicantinos que acaban de dejar de escapar la oportunidad de recuperar los silos harineros del barrio de San Blas. Ojalá la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, viera esta estación y cambiara de idea sobre la Lonja del Cabañal", subrayó Íñigo Magro.

La segunda fase de la rehabilitación propone el recalce del edificio mediante el micropilotaje de todos los muros portantes, así como la nueva cubierta de la nave central con una celosía de aros metálicos electrosoldados sobre estructura tubular. Las placas serán combinarán los colores azul y blanco, según las zonas. El arquitecto propone una cubierta de teja cerámica esmaltada sobre un tablero. De momento, el cuerpo principal de la entrada principal a la estación queda para fases posteriores.

Una jornada que sirvió para comprobar cómo cuando se quiere se puede proteger el patrimonio de una ciudad.