El Estadio Municipal de Atletismo de Alicante se convirtió ayer en una auténtica pista de juegos para 380 alumnos de cuarto de Primaria de la provincia y 20 de Chipre, el país invitado a esta segunda edición de "Juegos Tradicionales Infantiles del Mediterráneo". La iniciativa representa uno de los puntos más importantes del programa que Casa Mediterráneo llevará a cabo este año, con la que pretende que los niños de los países ribereños compartan sus diversas culturas a través del lenguaje universal del juego.

En este evento, que se desarrolló durante toda la mañana de ayer, participaron 12 colegios alicantinos y el Fotis Pitos School de Chipre. Este año se acoge por primera vez estudiantes internacionales, una invitación que la representante del Ministerio de Educación chipriota, Marina Stergidou agradeció enormemente: "Los niños están encantados, esta es la primera vez que muchos de ellos salen de Chipre y viajan en avión", y además señaló "en nuestro país conocemos todos estos juegos y no sabíamos que aquí también existían".

Los juegos

Sin duda la jornada de ayer será difícil de olvidar para los niños que no dejaron de reir durante toda la mañana, al tener que caminar sobre zancos, al intentar colocarse un sombrero sin las manos o tocar la pierna al compañero que salta la pata coja en el juego "el mordisco de la serpiente". Y así hasta 16 estaciones, en las que este año se estrenaban ocho actividades lúdicas de diferentes países como Turquía, Italia, Palestina, Francia o Argelia, entre otras.

Todos intentaban desempeñar su tarea lo mejor que podían, aunque en el momento en que los monitores se distraían algunos quebrantaban las normas para lograr que su equipo ganara.

"El juego no tiene patente, es universal", comentó el director del colegio Pedro Duque, Eliseo Andreu Cabrera, impulsor de esta actividad y autor de una tesis doctoral sobre los juegos infantiles en el Mediterráneo.

"Cuando le dices la palabra juego a los niños se les cambia la cara", comentó Cabrera, quien además recordó la importante de actividades como éstas en un momento en que "la calle se ha perdido como espacio para jugar y no existen alternativas de socialización a causa de la televisión y los videojuegos".