La olla a presión en la que se ha convertido el PSPV tras la histórica derrota electoral del 22-M -el mayor correctivo que los socialistas valencianos han sufrido a lo largo de su historia- aumenta día a día de temperatura a medida que se acerca la reunión que celebrará el próximo domingo el comité nacional del PSPV -el órgano que agrupa a los notables socialistas- para analizar el batacazo. Jorge Alarte, candidato a la Generalitat y máximo responsable socialista, sigue en sus trece. Ha optado por parapetarse en Ferraz y pide celebrar un congreso extraordinario en Madrid -el escenario al que mira para justificar gran parte de su derrota- para abordar la situación de la Comunidad pasadas las elecciones generales. Para entonces, Alarte espera un repunte de su apoyo y apaciguar los ánimos del PSPV.

Antes, sin embargo, tiene que pasar el trago del domingo. No será fácil de digerir. Lo cierto, en estos momentos, es que las críticas son cada vez más duras y las peticiones para que Alarte se marche, atendido a su promesa de dimitir si obtenía un resultado peor que el logrado por Joan Ignasi Pla hace cuatro años, crecen por momentos. Pero el hasta ahora líder del PSPV está dispuesto a buscar aliados. Pretende utilizar las listas para las elecciones generales para ofrecer integración y tratar de sumar alianzas con sectores que le ofrezcan tranquilidad. Ximo Puig, rival de Alarte en el último congreso, será cabeza de lista por Castellón y tendrá un mayor peso político.

La estrategia del "pasteleo" y el mercadeo, ya habitual en las filas socialistas para resolver sus problemas internos, no parece agradar ya a las bases socialistas. Su paciencia, con una derrota estrepitosa, parece haber llegado al límite. Cada vez ceden más terreno. No sólo con al PP sino también frente a otras fuerzas progresistas. El miércoles por la noche, Puig reunió al grupo que le respaldó, en su día, en la batalla frente a Alarte para convencerles de la necesidad de aplazar el debate sobre la situación de los socialistas valencianos hasta después de las generales. De esa manera, Alarte gana tiempo para intentar salvar la cabeza y a la espera de que las resoluciones judiciales del caso Gürtel acaben minando a Francisco Camps.

Pero la propuesta, salvo alguna contada excepción, no fue bien recibida. Al contrario. Hubo intervenciones durísimas y todas en la misma dirección: pedir responsabilidades a Alarte y convocar de inmediato un congreso del PSPV para, por un lado, renovar a las personas pero también para revisar el proyecto. Al encuentro, entre otros, asistieron Diego Maciá, Ángel Franco, cargos defenestrados en las listas como Manuel Bueno o el alcoyano Carles Esteve y hasta dos miembros de la ejecutiva de Alarte, Alfred Boix y Joan Calabuig, candidato a la Alcaldía de Valencia y que ha cosechado un resultado horrendo. Todos quieren guerra.

Los contactos se reprodujeron ayer en Alicante. Francesc Romeu, aliado de Ximo Puig en el último congreso del PSPV frente a Jorge Alarte, se reunió con un variopinto grupo de militantes, algunos de ellos miembros del comité nacional del PSPV y que, por tanto, tienen voz el domingo. Al encuentro asistieron desde veteranos como Antonio Fernández Valenzuela y Paco Seva hasta defenestrados en las listas como Manuel Bueno o Elvira Jiménez pasando por afiliados de Juventudes Socialistas y cargos de varias comarcas. Comparten análisis. La derrota no se puede explicar únicamente por el efecto negativo que ejerce la figura de Zapatero. Acordaron exigir responsabilidades durante la reunión del comité del PSPV y solicitar la convocatoria de un congreso para elegir no sólo a las personas sino también para realizar una reflexión profunda sobre la crisis interna del partido. "Hasta ahora hemos seguido una estrategia equivocada. Hay que cambiar ya", sentencian.

Diferencias entre Castellón y la provincia de Alicante

Frente al inmovilismo en la agrupación socialista de Alicante, la ciudad en la que la formación ha sufrido la peor derrota en una capital de provincia de España, en Castellón, sin embargo, los derrotados están asumiendo responsabilidades. El candidato a la Alcaldía de esa ciudad y actual portavoz del grupo municipal socialista, Juan María Calles, ha puesto su cargo y sus responsabilidades a disposición del partido. También lo hizo el secretario de los socialistas en esa provincia, Francesc Colomer. "La situación del partido es dura y requiere decisiones duras a nivel interno. Zapatero no ha tenido la culpa. Somos también nosotros. No hemos conectado con la ciudadanía", explicaron desde los socialistas de Castellón. En Alicante no será hasta el lunes cuando la ejecutiva se reúna para abordar la crítica situación del partido que perdió seis concejales y uno de cada dos votos logrados en la cita de 2007. redacciÓN