A la responsable de salud mental de la comarca de L'Alacantí en cierto modo le dan pena los políticos porque piensa que quieren transmitir un entusiasmo que ni ellos mismos se creen ahora.

¿Cómo está afectando la situación económica a esta sociedad?

La crisis ha influido muchísimo en el clima general social, en la forma de presentarse los trastornos y en la demanda. Las situaciones de riesgo social son un factor de vulnerabilidad para cualquier trastorno y, por ejemplo, el trabajo es un motivo de realización. Por otra parte, la falta de apoyo y de redes sociales es un motivo de agravamiento pero en tiempos de crisis la gente es menos solidaria. Se tiende al egoísmo, al sálvese quien pueda y por eso necesitamos moral y alguien que nos gobierne.

¿Cómo está la salud mental de los alicantinos en general?

No es mala, ayuda el tiempo. Aunque estamos notando una demanda muy grande en urgencias. Han aumentado mucho los intentos de suicidio, incluso la morbilidad con drogas, pues hay gente que las toma como medicación.

¿Y la de los políticos?

Me dan mucha pena. Yo creo que no están acostumbrados a hacer campañas con poco dinero y quieren transmitir un entusiasmo que no sé si ellos mismos se creen. En democracia lo ideal sería que fuéramos responsables de resolver esto entre todos, que hubiera más conciencia. Hace falta esa conciencia cívica e incluso creo que hablar mucho de corrupción es negativo porque es externalizar los conflictos.

¿Qué les recomienda?

La virtud más excelente es hacer lo que se tiene que hacer. En crisis lo mejor es recurrir a la conciencia y al cumplimiento estricto del deber pero temo que hay ser un poco psicópata para meterse en eso o tener mucha ambición. Hay que estar desesperado o no tener en cuenta según qué cosas.