El presidente de Ryanair, Michael O'Leary, anunció ayer que estudia reducir significativamente sus vuelos en El Altet si se mantiene la obligación de usar las pasarelas telescópicas en la nueva terminal, por el encarecimiento que supone de tasas, aunque no baraja irse por completo. De esta forma el dueño de la compañía irlandesa suaviza su postura y ya no cerrará la base en el aeropuerto, tal como anunció en abril cuando saltó la polémica.

Tras la inauguración de la nueva terminal, Aena exige -y los jueces le han dado la razón- a todas las compañías que operan en El Altet utilicen pasarelas directas o autobuses para llevar sus pasajeros a los aviones. Algo que no acepta Ryanair ya que entiende que le genera más gastos y le retrasa sus operaciones durante la escala de sus aviones. Ryanair, la primera compañía del aeropuerto, montó en cólera al implantarle la prohibición de que sus pasajeros puedan ir andando a los aviones e incluso llegó a trasladar a su personal en El Altet que en octubre cerraría la base -siete aviones pernoctan en Alicante-, algo que ahora no ocurrirá. Si habrá reducción de vuelos. Algo, no obstante, habitual durante la temporada baja del sector (octubre-abril).

O'Leary insistió ayer, en este sentido, que ve discriminado el trato que recibe Ryanair de Aena, ya que cree que abusa de su posición dominante para obligarle a utilizar pasarelas telescópicas en el aeropuerto de El Altet para cobrarle tarifas más altas, según el presidente. Ante esta situación, ha indicado que la compañía se plantea reducir "significativamente" sus vuelos en El Altet, aunque no se irá por completo.