Era ayer el final de la campaña y Sonia Castedo y Francisco Camps se reservaron un regalo para la ciudad de Alicante: la promesa de construir un centro de salud en el edificio que ahora ocupa la estación de autobuses. "Yo soñé con un metro para Alicante y lo construimos. Yo sueño que eso [señalando la estación] ya es un centro de salud y será un centro de salud", se comprometió teatralmente el presidente de la Generalitat y candidato a la reelección por el PP. Previamente, y sobre el terroso solar en que se ha convertido la parte trasera del edificio, antes ocupada por viviendas, la alcaldesa, candidata a repetir como primera edil y cabeza de lista del Partido Popular por la provincia para las Cortes valencianas advirtió a su líder que había "hecho mal" en ponerla encabezando la candidatura local y la autonómica, ya que "voy a pedir todo porque lo quiero todo para mi ciudad y mi provincia", y Camps le concedió su primer deseo.

Aparte de esto, el mitin de fin de campaña de los populares en Alicante ofreció poco más que el discurso mil veces repetido durante estas dos últimas semanas, a saber, que en estas elecciones no sólo se eligen los representantes para los ayuntamientos y parlamentos regionales sino que se vota por la continuación o el fin de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno de España. Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP nacional, que intervino en segundo lugar, fue muy gráfico al respecto: si el domingo se introduce la papeleta del PSOE, esto significa "Zapatero, quédate", mientras que si la que se deposita es la del PP, entonces se traduce como un "Zapatero, vete ya", dado que éste, dijo, se encuentra "en curso de despido procedente y sin indemnización".

Pons advirtió a los suyos que buena parte del los sufragios que obtengan este domingo van a ser "votos prestados" de la gente descontenta con los socialistas, de modo que recomendó "humildad" a la hora de la victoria y "responsabilidad" hacia los mismos a la hora de gobernar porque a éstos "podemos fallarles menos que a nadie".

El responsable de comunicación de Rajoy fue el único de los cuatro intervinientes que hizo referencia al Movimiento 15-M, cuyos integrantes se hallaban acampados a poco más de 500 metros de donde se desarrollaba el mitin, y fue para decir que "los gobiernos no se cambian en la calle ni en la Puerta del Sol, sino en las urnas".

Con anterioridad había sido el turno del presidente de la Diputación y del PP provincial, Joaquín Ripoll, quien atribuyó a su partido la llegada del Ave para 2012, la ampliación de aeropuerto y la del puerto de Alicante porque todo ello, dijo, había sido "planificado por el PP".

La tercera en subir al estrado fue Sonia Castedo, quien recogió el guante de la humildad en la victoria lanzado por González Pons y prometió "a la gente que nunca nos ha votado", que "nunca os vamos a defraudar". A los integrantes de su lista y, sobre todo, a quienes ostenten concejalías, les advirtió que en el trabajo político "no hay horarios; no podemos dormir".

El fin de fiesta quedó reservado, como marcan los cánones, para el jefe Camps, quien insistió en que la presumible victoria de su partido va a ser una "llamada de atención a Zapatero para que convoque elecciones [generales] cuanto antes" y devuelva a la Comunidad Valenciana "el agua, la financiación y el Ave que nos quitaron".