Juegos infantiles, una columna de luz decorativa, un nuevo pavimento... La plaza de San Cristóbal ha cambiado su imagen para agrado de todos menos de las personas con discapacidad. Y es que el acceso a este enclave de la ciudad sigue siendo imposible desde la Rambla para una persona que va en silla de ruedas a pesar de que la plaza acaba de ser completamente remodelada.

Unos trabajos que se han olvidado de la rampa que, por el lado izquierdo, salva los cerca de diez metros de altura que hay entre la plaza y la Rambla y que termina en cuatro escalones en pendiente, lo que hace imposible su utilización para una persona discapacitada. Por el lado derecho, una larga escalera no deja otra opción a quien va en silla de ruedas y quiere acceder a San Cristobal a que lo haga, dando un rodeo, por las calles traseras que conducen a la plaza.

Indignada "por una situación tan ilógica", Llanos Rodríguez presentó ayer dos reclamaciones, ante la Generalitat y ante el Síndic de Greuges, para denunciar esta barrera arquitectónica en pleno centro de la ciudad. Afectada por una discapacidad del 83% que le obliga a moverse en silla de ruedas, Rodríguez critica con dureza que no se haya tenido en cuenta la accesibilidad "a la hora de acometer la remodelación de la plaza". Una situación que, además, "incumple la normativa autonómica en materia de accesibilidad y que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades". El proyecto de remodelación ha tenido un presupuesto de 430.700 euros aportados por la Conselleria de Infraestructuras y se ha ejecutado sólo diez años después de que la plaza fuera sometida a una profunda remodelación. "Es incomprensible, añade Llanos Rodríguez, que después de haberse gastado tanto dinero en estas reformas no hayan arreglado la rampa, que por otro lado está sucia y completamente descuidada".