Incapaces, hasta ahora, de dar con la tecla para movilizar a una tropa resignada y enfadada con la gestión económica de Zapatero, a los socialistas ya no les queda otra salida que encomendarse al voto del miedo para tratar de salvar los muebles en los comicios del próximo 22-M. Y así lo hicieron ayer en Alicante el candidato socialista a la Generalitat, Jorge Alarte, junto a la alcaldable Elena Martín, Ángel Luna y el ministro Ramón Jáuregui, que ejercía como refuerzo para un acto central de campaña que, por momentos, resultó desangelado y en el que los socialistas, con media pista del pabellón deportivo de Florida-Babel acotada con una lona negra, se ajustaron a la limitada fuerza de la que disponen para reunir a cerca de 700 personas y, al menos, que no se vieran huecos. Luna emplazó a los electores socialistas a votar para hacer frente a un escenario de emergencia democrática; y Jorge Alarte, unido a un durísimo alegato contra la corrupción, vaticinó despidos de trabajadores en servicios básicos si Francisco Camps renueva su mayoría para un tercer mandato en el Consell.

Los socialistas van a intentar, en las 72 horas de campaña que restan, activar la participación por todas las vías. Hasta ahora no han tenido éxito. La socorrida apelación a la llegada de la derecha ha pasado por el tamiz de la modernidad. Los socialistas tocan ahora todos los palos. Desde el guiño a los colectivos ciudadanos que se están movilizando por toda a España -hicieron pleno, cada uno a su manera, los cuatro oradores- hasta la arenga a los abstencionistas pasando por la amenaza de recortes sociales en el caso de que Camps vuelva a ganar. "Somos más y no podemos ser menos el 22-M", lanzó Alarte. "La abstención no es neutral. Sólo nosotros podemos parar al PP", espetó Luna en un discurso plagado de referencias a los casos de corrupción que azotan a los populares. Ese es el rumbo que han tomado los socialistas con un discurso trufado de referencias a la dignidad y a la honradez -dos de las palabras más usadas- que, en su opinión, supone depositar en la urna la papeleta del puño y la rosa en los comicios locales y autonómicos que se celebrarán el próximo domingo en la Comunidad.

"Ni un sólo progresista debe quedarse en casa. Nuesto voto es limpio y honesto frente a la indecencia y la corrupción", clamó Elena Martín, candidata socialista a la Alcaldía de Alicante. Luna dibujó un escenario crítico. Similar al de un enfermo en la UVI. "Nos estamos jugando dar un paso al abismo. Y sólo el PSOE puede parar a la derecha. Que lo tengamos claro", dijo Luna para llamar al voto útil con el miedo como bandera antes de apuntalar con más fuerza, si cabe, su argumento. "La abstención no es neutral. Despilfarrar el voto no es neutral", subrayó el síndic socialista en las Cortes que, incluso, fue más allá y vinculó las expectativas de futuro de la Comunidad con el voto a los socialistas en la cita del 22-M.

Ramón Jáuregui era, en teoría, la estrella invitada al acto central de los socialistas alicantinos. Hace cuatro años vino Zapatero y se llenó el pabellón Pitiu Rochel. Entonces había expectativa de victoria en Alicante. Hoy las opciones son remotas. "En la intimidad de este acto", se le escapó en una alusión que a nadie se le escapó. El Ministro de la Presidencia cubrió el expendiente. "Acampar en las calles de una ciudad no conduce a nada", puso sobre la mesa Jáuregui para invitar a los "indignados" a sumarse a la política. El ministro realizó una encendida defensa de Zapatero. "Ha hecho lo que tenía que hacer", dijo para marcharse antes de que Jorge Alarte subiera al escenario

El candidato socialista lanzó, por su parte, un duro alegato contra el PP. Ironizó con el mitin de Rajoy-"el Ipad lo lleva Correa desde la cárcel y el Iphone El Bigotes desde su casa", lanzó- y proclamó una mayoría "digna". "Nosotros venimos a servir a la gente y ellos a llevarse el dinero de la gente", dijo antes de emplazar a sus votantes a las urnas. "Que nadie se quede en casa. Os convoco a la esperanza", concluyó.

Un límite legal para tratar de frenar la deuda

Durante un encuentro con empresarios, Alarte anunció que su propuesta de Ley de Eficiencia del Gasto Público incluirá una "prohibición legal expresa" para que el Consell "no pueda por sí solo utilizar ningún mecanismo de endeudamiento durante cuatro años", que "solo podrá ser levantada mediante acuerdo de las Cortes con una mayoría cualificada". Así lo apuntó antes de participar en un pleno de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). "Tenemos la necesidad de contar con un gobierno de la Generalitat solvente, eficaz, serio y responsable", dijo para remarcar que es una "responsabilidad" no elevar más la deuda. redacciÓN