Los socialistas están obligados a agitar su campaña. Necesitados de sacar a sus electores, poco movilizados, de la abstención para intentar "salvar los muebles" en unos comicios en los que, al menos de momento, los augurios demoscópicos no les favorecen. En lo más mínimo. Y la visita de Zapatero de mañana, una vez superada la suspensión de la campaña electoral con motivo del terremoto de Lorca, es el asidero al que, a una semana vista de la jornada de reflexión, el PSPV se puede agarrar para tratar de generar un revulsivo que saque del letargo una contienda electoral, hasta ahora, anodina y de perfil bajo con el único objetivo de revolucionar a una parroquia de seguidores que duda entre votar sin demasiadas ganas a Jorge Alarte, candidato socialista al Consell, en la cita con las urnas del próximo 22-M; o aprovechar para pasar la jornada entre el campo y la playa.

Los socialistas recuperan la Plaza de Toros de Valencia, un escenario que no pisaban desde el año 2004 cuando Zapatero se impuso por vez primera a Rajoy, con la intención de reunir, en un acto que se celebrará al mediodía del sábado, a unas 20.000 personas -alrededor de 300 autobuses- y ofrecer una cierta imagen de fortaleza que conduzca a las urnas a su potencial bolsa de votantes, que arrastra un nivel de movilización muy bajo: apenas supera el 50%. A estas alturas, Zapatero, con la imagen muy golpeada por la crisis pero ya liberado después de anunciar que no volverá a optar a la presidencia del Gobierno, es el único reclamo. Corren los socialistas, de todas maneras, un riesgo evidente: pinchar, tal y como ya se ha producido en algunos de los actos de campaña organizados en la provincia. La cúpula del PSPV reclama una importante movilización pero lo cierto es que las organizaciones locales socialistas están teniendo muchos problemas para intentar llenar los autobuses. En la ciudad de Alicante, por ejemplo, apenas se ha cubierto una tercera parte de las previsiones iniciales de la cúpula de los socialistas valencianos que trabajaba con la hipótesis de llevar ocho autobuses de la capital alicantina al mitin de Zapatero, previsión que luego se redujo a cinco y que, en último extremo, podría verse reducida a tan sólo tres.

Pero, en todo caso, el peor trago lo pueden pasar los socialistas con la inevitable comparación que se producirá entre la visita del presidente del Gobierno a Valencia y la que, apenas 72 horas más tarde, girará a Valencia el líder del PP, Mariano Rajoy, que ofrecerá un mitin en ese mismo escenario. Los populares, obviamente, están convencidos de superar el reto de largo y, además, creen que, en todo caso, la presencia de Zapatero en apoyo de la candidatura de Jorge Alarte es más un estorbo que debilita a los socialistas valencianos por la imagen negativa que ofrece el presidente del Gobierno entre los ciudadanos de la Comunidad Valenciana.

Con Zapatero y Rajoy adornando la campaña de socialistas y populares y EU y Compromís en lucha por superar el listón electoral del 5% para seguir en las Cortes se inicia la segunda mitad de la campaña electoral. Los principales partidos aprovecharon la jornada de suspensión con motivo del duelo por el terremoto de Lorca para organizar su trabajo interno centrado, en estos momentos, en la documentación para registrar apoderados e interventores de cara a la jornada electoral y, sobre todo, en el ensobrado de papeletas de votación. Los partidos van a dedicar la última semana de campaña a reforzar el reparto del sobre en mano entre sus afiliados y simpatizantes con el objetivo de complementar el "mailing", los envíos de papeletas individualizados, el único gran gasto de campaña que apenas ha sufrido recortes de presupuesto.