El deporte preferido del político cuando por el horizonte asoma una campaña electoral, el corte de cinta, tiene una constatación matemática. Y está en la documentación contable remitida por la Conselleria de Economía a los grupos parlamentarios de las Cortes sobre la situación de la tesorería de la Generalitat a 31 de marzo pasado. El dato más llamativo es el espectacular incremento del capítulo VII de transferencias de capital, las subvenciones concedidas a otros entes (empresas y organismos de la Generalitat, ayuntamientos, diputaciones o entidades privadas) para que acometan proyectos de inversión. Coincidiendo con la precampaña electoral, el Consell efectuó pagos por este concepto por 326,3 millones, un 127 % más que el año anterior y sin parangón en el último lustro, en el que la máxima cantidad fue de 151 millones. No hubo ni un euro, sin embargo, para poder cubrir las obras del Auditorio.

Sin margen para "alegrías" en el gasto, el esfuerzo fue posible gracias al Plan Confianza, financiado con deuda. El Consell y los alcaldes de todos los colores políticos han hecho coincidir los cortes de cinta de las obras estrella de la legislatura sobre todo en el primer trimestre del año, coinciendo con el veto legal a las inauguraciones durante el periodo electoral a partir de abril. La penuria económica explica en cambio por qué la otra tentadora pata de las subvenciones -las del capítulo IV, que incluye las ayudas de todo tipo a particulares, asociaciones, fundaciones y también a empresas públicas y ayuntamientos para financiar gastos corrientes- registra este año electoral una severa reducción del 13,7 %, al pasar de los 1.161 millones abonados en los tres primeros meses de 2010 a los 1.002 de ahora.

En la precampaña de 2007, en la cresta de la ola del auge urbanístico, el Consell desembolsó nada menos que 1.174 millones en subvenciones corrientes durante el primer trimestre, lo que supuso un incremento del 23% respecto al mismo periodo de 2006. Ahora, la caída de ingresos por la crisis y la vigilancia del Ministerio de Hacienda -aún no le ha aprobado el ajuste al Plan de Reequilibrio- maniatan al Consell. La situación ha hecho bueno aquello de que no hay mal que por bien no venga: Es el primer arranque de año desde 2008 en el que el Consell reduce gasto corriente y de personal.