El terremoto de 5,2 grados, el segundo que sacudió ayer la zona, provocó el pánico entre los vecinos de Lorca, cuyas caras reflejaban miedo, desolación y mucha incertidumbre mientras deambulaban por las calles, muchas destrozadas, y colapsadas al tráfico las que quedaban abiertas. Esta ciudad, que todavía recuerda el terremoto de 4,7 grados de 2005 que no produjo víctimas mortales y dañó cerca de mil casas, atraviesa ahora una situación "extrema", sin precedentes, según la concejala de Seguridad, María Belén Pérez.

En las horas que siguieron al seísmo los habitantes colapsaron los parques ante el temor a una nueva réplica y algunos optaron por desplazarse a las afueras para evitar estar debajo de los edificios. Testigos presenciales apuntaban a "calles desiertas" en el centro urbano y había cientos de automóviles vacíos "muchos de ellos sepultados por escombros". Avanzada la noche, padres cargados con bolsas de ropa, enseres de aseos y comida empujaban carritos de bebé mientras sorteaban cascotes y cristales. Los lorquinos caminaban asustados y absortos, con mochilas y pequeñas bolsas de viaje. El ruido era distinto, ya que las sirenas de la policía y los sanitarios sobresaltaban constantemente. Era lo único que se oía.

La tragedia se produjo con el desplome de dos edificios, causando las víctimas mortales. También se desplomó parte de la cúpula del Santuario Virgen de las Huertas, patrona de la ciudad, de las iglesias de San Diego y de Santiago, así como parte de las almenaras de la Torre del Espolón del Castillo lorquino, donde se proyecta el futuro parador de la ciudad. Asimismo se cayeron pedazos de cornisas del Palacio de San Julián. En una de las residencias de ancianos de la ciudad se produjeron derrumbes en el techo y los residentes tuvieron que ser evacuados. Las autoridades recomendaron no utilizar los ascensores y Tráfico pidió que no se viaje a Lorca si no es necesario. También aparecieron grietas en carreteras y viaductos. El túnel de la A-7 en dirección a Andalucía se colapsó de vehículos.

Durante toda la tarde fue además muy complicado establecer contacto telefónico con la población. Las redes estaban saturadas o con problemas de cobertura.

En las horas siguientes al terremoto en Lorca trabajaban, además de los servicios municipales y autonómicos de rescate y asistencia sanitaria, la Policía Nacional de provincias limítrofes y la Unidad Militar de Emergencias.

Un comité de seguimiento del Ministerio de Fomento comenzó a evaluar los daños que han podido sufrir las infraestructuras. Tras una primera evaluación, señaló que salvo algunas carreteras, no hay "daños graves", tampoco se ha visto afectado el aeropuerto y Renfe mantiene sus servicios "salvo algún corte". Tras los seísmos, el vicepresidente del Colegio de Geólogos, José Luis Barrera, pidió que se evite "alarmar a la población" ya que no existen fundamentos para predecir nuevas réplicas. Barrera recomienda "mantener la calma y seguir las indicaciones de Protección Civil". Asimismo, alertó de que lo más peligroso ahora son los daños en los edificios afectados que "pueden terminar de derruirse".