Llenó la parte central de la plaza. En su primer mitin de campaña, la alcaldesa y candidata del PP, Sonia Castedo, congregó a un gran número de personas en la Montañeta arrancando un aplauso detrás de otro con un discurso enérgico y con un eje central: las críticas al Gobierno por la situación de desempleo. Una primera prueba de fuego ante sus electores en la que estuvo arropada por los miembros de su candidatura, a excepción de su número dos, José Joaquín Ripoll.

Llegó puntual. Tras recibir los aplausos del público subió decidida al escenario y puso todo su populismo sobre el atril. No tardó en arrancar el primer aplauso con su embestida al Gobierno central, al que acusó de "destruir" el país. Y es que, pese a tratarse de unas elecciones municipales, Castedo quiso meterse al público en el bolsillo tirando de manual de campaña y aludiendo a los problemas que superan lo meramente local, que quedaron relegados a un segundo plano.

El paro centró sus incisivas críticas hacia el que denominó con sorna "el Partido Sin Obreros Españoles". Castedo culpó al PSOE de "traer la ruina" y de "llenar de drama el país".

En su intervención llevó sus críticas hasta rozar el chiste. Se dirigió al público de tú y les anunció: "Os voy a contar el cuento de la tortuga". A modo de monologuista cómica les relató cómo "un cochero" le preguntó a un joven "¿sabe que Zapatero es como una tortuga en un poste?", a lo que le explicó "si caminas por el campo y ves a una tortuga haciendo equilibrio sobre un poste, piensas en cómo llegó ahí, en que no te lo puedes creer, en que ella sola no pudo subir, en que no debería estar allí, en que mientras esté allí no podrá hacer nada útil y en que lo sensato sería ayudarle a bajar". Entre aplausos y alguna que otra carcajada del público, espetó que "ese es el primer escalón que daremos el 22 de mayo". Una anécdota de la que hizo su eslogan en el mitin: "Para empezar a bajar a la tortuga, vota PP".

También arremetió contra su rival en la contienda electoral, la socialista Elena Martín. De ella sostuvo que "no puede aspirar a gobernar una ciudad alguien que dice de ella que es cutre y casposa" y se preguntó "cómo no le da vergüenza".

El público respondió a Castedo con un vigoroso aplauso y ella, sabedora de cómo lograr la ovación, fue intercalando sus provocaciones al Gobierno con sus elogios a la ciudad y algunas de sus promesas electorales. En todo momento demostró sentirse cómoda en el discurso y se esforzó por demostrar su cercanía apuntanto que es "una chica que viene de la calle". Quiso dar su primer mitin de campaña en la plaza de la Montañeta "por ser un ejemplo de modernidad, tradición, esencia y del trabajo bien hecho". En pleno centro congregó a un importante número de ciudadanos, más mayores que jóvenes y bien engalanados, que mostraron su afinidad a Castedo. La candidata les desgranó algunas de sus propuestas, como la rehabilitación de los conservatorios de música y danza, la segunda fase del acceso sur a la ciudad, la remodelación de la entrada por la carretera de Ocaña, la creación de más viviendas universitarias en el Casco Antiguo o su apuesta por hacer accesibles las aceras. Pero, si con algo arrancó de nuevo los aplausos fue con su promesa de que en las calles de la ciudad "no habrá ni un sólo bache" y con la puntilla de que "ya hay bastantes en el país".

Castedo confesó tener ganas de que llegue el día de las elecciones y consideró que a partir de entonces "me va a tocar demostrar muchas cosas" pues, como recordó, de ganar las elecciones, sería "la primera mujer electa y, además, joven". Aseguró querer una ciudad "que transmita vida" y argumentó que "es cuestión de sensibilidad".

También tuvo palabras para quienes critican su afán por embellecer la ciudad a golpe de macetas."Alicante está guapa, guapa y guapa y al que no le guste, se siente", señaló.

Castedo, quien dijo no ser "un témpano de hielo", abogó por "la dignidad de mi gente" y por la salida del desempleo. Pidió a los asistentes que acudan a votar y "no se confíen" con las encuestas.

Castedo terminó su intervención en media hora y, por si fuera poco el baño de autoestima, una avalancha de seguidores la recibió al bajar del templete para fotografiarse con ella y pedirle autógrafos.