El viento a favor que, hasta ahora, apuntan los sondeos no tapa, al menos de momento, las dificultades con las que ha arrancado la campaña electoral del PP. Atenazado por su compleja situación judicial y por su limitación física, el jefe del Consell, Francisco Camps, está tratando de evitar los grandes actos y mantiene en el aire hasta el último instante su asistencia, de momento puntual, a las convocatorias de campaña. Con esa difícil tesitura, la descoordinación de la campaña del PP es una evidencia que, además, en el caso Alicante se agrava todavía más por la incomunicación casi total de los equipos de campaña que dirigen la consellera Paula Sánchez de León en Valencia y el diputado Miguel Peralta en la provincia.

Dentro de un primer fin de semana de campaña de perfil muy bajo y con mínima agitación, Camps, al margen del arranque electoral, casi ha despachado los primeros tres días -un 20% de la campaña- con el debate de los candidatos a la Generalitat, emitido por Canal 9 en horario casi clandestino; un acto en Castellón y con la asistencia ayer a una paellada en Valencia, como se aprecia en la imagen. No llama la atención. Camps está así cómodo. Se evita grandes actos, siempre expuestos a la falta de control, y resta aire a una campaña en la que, de confirmarse los sondeos, no necesita mucho más para volver a vencer en las urnas con absoluta claridad.

Para el PP, sin embargo, la compleja situación de Camps se está convirtiendo en un problema. Mantiene la confirmación de su asistencia a actos en el aire hasta el último minuto. Es la tónica desde que retomó su agenda hace casi una semana. Y eso está condicionando toda la agenda popular. En Benidorm, durante la presentación del alcaldable Manuel Pérez Fenoll celebrada el pasado miércoles, le esperaban hasta horas antes. Y en la noche del jueves, los campistas también apuntaron la opción, posteriormente fallida, de que Camps acudiera en el último momento a la apertura de campaña en Alicante. A Dénia, el pasado martes, por ejemplo, acudió por sorpresa y sin avisar. Con ese panorama, toda la agenda del PP en la Comunidad está condicionada al rumbo que toma Camps. Pero, en el caso de Alicante, esa situación todavía se agrava más por las evidentes diferencias entre la cúpula regional popular y la ejecutiva que encabeza el titular de la Diputación, Joaquín Ripoll.

Entre el equipo de campaña de la dirección regional del PP y el de la cúpula provincial apenas existe contacto. La coordinadora autonómica, la consellera Paula Sánchez de León, de hecho, no ha mantenido ni una sola conversación con su homólogo provincial, Miguel Peralta. Nadie sabe en la ejecutiva de Ripoll ni los días en los que Camps visita la provincia ni si, finalmente, habrá un acto de relumbrón durante la campaña en la provincia. Más allá de la presencia de Rajoy en Valencia el próximo 17 de mayo. La situación llega al punto de que Valencia y Alicante emiten agendas de programación paralelas en las que, salvo alguna excepción, sólo aparecen los afines a cada uno de los bandos.

Una lista a las Cortes con bicefalia

Con la operación de colocar a Sonia Castedo al frente de la lista a las Cortes, Camps, era una evidencia, intentaba unir el futuro electoral de la candidatura autonómica al de sus alcaldes, a día de hoy, valores electorales seguros y, por tanto, capaces de "tirar" de su bolsa de votantes. El arranque de la campaña, sin embargo, evidencia que la presencia de Castedo como número uno a las Cortes era una estrategia. En la práctica, Castedo está ejerciendo de candidata a la Alcaldía de Alicante y el número dos de la lista a las Cortes, el conseller Gerardo Camps, es el que recorre los pueblos en el papel que siempre le ha correspondido al aspirante autonómico. Desde que fue nombrada, Castedo se ha limitado, como candidata a las Cortes, a un mitin, en precampaña, en La Vila Joiosa y al arranque electoral que compartió en Alicante con el resto de aspirantes a ocupar un escaño en el hemiciclo autonómico. Punto y final. Gerardo Camps, en presencia de la alcaldesa que ni siquiera intervino, cerró el acto del pasado miércoles en Benidorm. Y anoche en Torrevieja, el conseller de Economía también ejerció como representante de la candidatura a las Cortes en Torrevieja, uno de los grandes feudos del campismo. Así que, de momento, la lista autonómica tiene dos caras. Sonia Castedo es la que encabeza. La que tratará de que el jefe del Consell no pierda ni un sólo voto autonómico en la capital. Y Gerardo Camps es el que, por ahora, está ejerciendo de candidato en los diferentes municipios. P. r. f.