La formación académica para aspirar a encontrar un empleo más cualificado ha sido la huida emprendida por muchas de las personas que se han quedado sin trabajo en esta crisis, hasta el punto de que, según explica el vicedecano de Prácticas Externas de la UA, "se ha colapsado" la matriculación en todos los sistemas educativos posibles. Sin embargo, pese a que el hecho de tener una mayor formación sea siempre algo "muy positivo", Raúl Ruiz advierte de que eso "ya no garantiza una movilidad social ascendente", al menos con la misma rapidez con que sucedía décadas atrás. Así, estar más formado ya no implica encontrar antes un trabajo, aunque sí sigue condicionando en muy buena medida que ese empleo tenga unas mejores condiciones en cuanto a horarios, remuneración, lugar físico de trabajo..., precisamente por el hecho de tener una mayor cualificación.

Ruiz apunta también que el problema del "cortoplacismo" puede tener otro efecto negativo en la población: el "peligro de la frustración" de la persona que ve que sus expectativas no se cumplen en el tiempo que había pensado. A esto responden, explica, buena parte de los problemas de ansiedad y estrés que se dan en la sociedad actual. Al mismo tiempo, esta situación repercute en hábitos familiares y, por lo tanto, sociales en definitiva. Así, la prolongación en el tiempo de la etapa formativa suele ir en paralelo al retraso en la emancipación. De esta forma, cada vez son más las personas con más de 30 años que no tienen previsto indpeendizarse a corto o medio plazo, precisamente porque están llevando a cabo una formación académica con vistas a trabajos más cualificados.