En el PP hay pocas dudas. Muy pocas. Dan por descontado que Sonia Castedo, alcaldesa y candidata popular a la reelección, repetirá al frente del Ayuntamiento de Alicante. Esa no es la incógnita. Castedo no busca una victoria por la mínima, como la que consiguió Luis Díaz Alperi hace cuatro años. Quiere algo más. Se ha marcado el objetivo de llegar a 17 concejales, un número que le situaría dos ediles por encima de la mayoría absoluta y que le daría un enorme margen de maniobra a lo largo de su primer mandato completo al frente del consistorio. Ese resultado evitaría que los votos de Joaquín Ripoll y Juan Zaragoza, a los que Castedo quería sacar de su candidatura, tuvieran un valor añadido. Tendría mayoría absoluta sin ellos. No podrían condicionar su gestión y, de paso, alimentarían las opciones de una posible operación para relevar al presidente de la Diputación tras la contienda del 22-M.

La alcaldesa, como se recordará, apostaba por una candidatura a su medida en la que no contaba ni con Ripoll ni tampoco con Juan Zaragoza. Al presidente de la Diputación, Castedo le comunicó su intención en una tensa y corta conversación telefónica la misma tarde en la que la dirección nacional del PP decidió sobre la candidatura municipal de Alicante. A Zaragoza, incluso, la primera edil y número uno popular a las Cortes lo llegó a "despedir". Por la noche, Génova, sin embargo, ratificó a Ripoll como número dos de la lista, el puesto que tradicionalmente el PP reserva al candidato a la Diputación; y también a Juan Zaragoza en el puesto 16. Con eso, a Castedo ya no le vale sólo con la mayoría absoluta, como así apuntan algunos de sus fieles en el PP.

La decisión de Madrid, de hecho, tiene efectos colaterales: abre el escenario a un segundo asalto entre Castedo y Ripoll después del 22-M. De repetir mandato con una mayoría de hasta 16 concejales, los votos de Ripoll y de Juan Zaragoza podrían condicionar la gestión de Castedo. Tendrían peso. Y, por extensión, Joaquín Ripoll contaría con una enorme baza para optar, tal y como es su deseo, a un tercer mandato en la Diputación. Tendría fuerza para negociar el reparto de escaños en el Palacio Provincial. De puertas hacia fuera, Ripoll dice tener asegurada la reelección. Pero el titular de la Diputación es consciente de que no las tiene todas consigo para repetir. Es un secreto a voces entre sus partidarios. El propio dirigente provincial del PP, no en vano, transmitió esa inquietud a sus homólogos de Valencia y Castellón -Alfonso Rus y Carlos Fabra- durante la reunión que mantuvieron el pasado viernes en Xàtiva.

Castedo, por tanto, necesitaría llegar a los 17 ediles -dos por encima de la mayoría absoluta- para dejar sin valor los votos de Ripoll y Zaragoza. Nadie le condicionaría, llegado el caso, la labor en el consistorio. Tendría mayoría absoluta sin ellos. Y, además, los campistas tendrían una gran oportunidad -salvo gesto explícito de Génova a favor de Ripoll, algo que no se ha producido- para reactivar sus maniobras, pasado el 22-M, con el objetivo de intentar relevar a Ripoll como presidente de la Diputación. El mandatario provincial del PP se quedaría sin un arma para negociar su continuidad. De hecho, está en clara minoría en el partido judicial de Alicante, la zona por la que Ripoll debe intentar renovar su escaño en la Diputación. Hay menos ediles de su cuerda que campistas. Y son los concejales los que eligen a los diputados. Así las cosas, los afines al jefe del Consell le pondrían la proa para intentar descabalgarlo de forma definitiva.

Con ese escenario, afines a Ripoll reconocen, sin ambages, que al titular de la Diputación le interesa una mayoría moderada de Sonia Castedo en Alicante para garantizar su continuidad. En la misma línea, partidarios de la alcaldesa de Alicante admiten que van a poner toda la carne en el asador para conseguir una victoria histórica que deje las manos libres a Castedo. Y, para eso, necesita 17 concejales.

temores

Afines a la primera edil reiteran que Ripoll resta y no suma

Los partidarios de Sonia Castedo reiteran que Joaquín Ripoll resta y no suma a la candidatura municipal de Alicante. Ese fue, como se recordará, el argumento principal que Castedo esgrimió ante la dirección nacional del PP para intentar provocar la salida de Ripoll de la lista local de la capital. Partidarios de Castedo, explicaron fuentes populares, temen que afines a Ripoll eviten respaldar la candidatura municipal y que, además, otra bolsa de votantes del PP opten por el voto nulo y tachen en la papeleta el nombre del presidente de la Diputación. Así las cosas, Sonia Castedo está intentando esquivar al máximo cualquier polémica e intenta orientar la precampaña en una dirección: lanzar sus propuestas, esquivar la polémica, no dar aire a los socialistas y rentabilizar su indudable "tirón" personal. P. r. f.