El representante de la comunidad siria en la provincia, Mowaffaq Alhallaq, no consigue dormir ni una noche entera desde que comenzó el conflicto entre el régimen sirio y los manifestantes, desde que la inseguridad y el temor se apoderaron de su país natal. "Sueño con armas y militares, me despierto a las tres de la madrugada o sólo duermo por las mañanas", asegura. Confiesa que el ordenador portátil se ha convertido en su auténtico "compañero", la única forma de conocer qué ocurre allí.

Más de 500 personas, según una ONG del país, han muerto desde el comienzo de la revuelta hace ahora tres semanas. "Estoy muy confuso, según las fuerzas de seguridad del estado los terroristas que entraron de otros países vecinos son los que están disparando a los manifestantes y a las fuerzas de seguridad", explica Algallaq. Internet es la fuente de información, aunque escasa, parcial y poco fiable. "No sabemos si la información que circula en la red es del todo cierta", explica.

La mujer de este empresario afincado en Alicante desde los años 70 y la familia de su hija se encontraban esta semana en Damasco, la capital del Estado. "He hablado con la aerolínea y me dicen que no habrá ningún problema, que llegarán el domingo en un vuelo directo", comenta, entre la preocupación y la duda de que finalmente parte de su familia pueda llegar a la provincia en unos días. "Por suerte hasta el momento no tenemos problemas de comunicación, pero en algunos pueblos cercanos a la capital llevan algún día sin luz, ni electricidad a causa de los disturbios", subraya este alicantino de adopción.

Consecuencias

Los excesivos controles de seguridad han obligado a Alhallaq a detener su producción en Siria. "La gente trabajaba, pero si las revueltas llegan a Damasco y hay saqueos, preferimos que se lleven las materias primas y no el trabajo acabado". Como consecuencia del parón forzado de su fábrica, el empresario viajó a China en busca de materias primas para continuar su actividad en Alicante.

Mowaffaq Alhallaq no esperaba que la oleada de cambios en los países árabes llegara a Siria. "Una semana antes de que comenzara la revolución en Libia estaba en Trípoli y le dije a un empresario español que me acompañaba que las manifestaciones de Egipto aquí no podrían desarrollarse nunca, y lo mismo pensé en el caso de Siria".

Alhallaq no ve una salida rápida al conflicto y piensa que los cambios democráticos deben de seguir porque lo que pasaría en caso contrario "sería mucho peor, una guerra civil, al igual que en Irak".El temor a lo que pueda suceder en los próximos días es la principal preocupación de los ciudadanos sirios que viven en Alicante. Algunos de ellos han optado por no revelar sus nombres ni realizar declaraciones a este diario.

La ONU, Estados Unidos y Europa aumentaron el pasado viernes su presión sobre el régimen de Siria al condenar la represión sobre los manifestantes. Además, acordaron ejectuar una serie de sanciones y prolongar el "estado de emergencia" para este país.

Una comunidad pequeña y agradecida

La comunidad siria en Alicante se compone sólo de un grupo de diez familias. La mayoría de ellas residen en la provincia desde hace décadas, inmigrantes de los años 60 y 70, un momento en el que los ciudadanos de este país buscaban ampliar sus conocimientos en el extranjero. De esta manera, gran parte de ellos son profesionales, de ramas como la Medicina, la Ingeniería o el sector empresarial. Por otra parte, en Valencia sí que existe una gran cantidad de sirios, que además han conformado diversos centros de reunión y asociaciones, que agrupan a más de 2.000 personas.

Según el representante de la comunidad siria en Alicante, Mowaffaq Alhallaq, las similitudes entre su tierra y España han provocado esta inmigación: "Tenemos muchos puntos en común, aunque no hablemos el mismo idioma. Compartimos el Mediterráneo y eso nos convierte en iguales", comenta. M. f.