El complicado cierre de las candidaturas municipales del PP se saldó, finalmente, con una docena de escisiones, entre las que destacan la de Benidorm liderada por Gema Amor y dos en Elche -objetivos centrales de los populares para los comicios del 22-M-, lo que dibuja un escenario que, en estos momentos, debilita aún más al presidente de la Diputación, Joaquín Ripoll, y deja en cuarentena sus aspiraciones de optar a un tercer mandato en el Palacio Provincial. Será número dos en la lista de Alicante pero no existe un gesto explícito de Génova para su continuidad y ahora, además, con renuncias tan importantes como la de la citada Gema Amor, el principal apoyo de Joaquín Ripoll en Benidorm, el titular de la Diputación sigue perdiendo terreno. El flotador que le mantiene todavía a salvo en el agua tiene cada vez menos aire.

La confección de las candidaturas del PP evidencia, en cualquier caso, la tensión interna que se vive en las filas populares a pesar de los buenos augurios de los sondeos. Los populares, de hecho, han registrado el doble de escisiones de las que sacudieron sus filas en 2007. Es una tesitura complicada tanto por la cantidad de bajas que han sufrido como por la importancia de los municipios en las que se han producido, lo que pone en peligro las aspiraciones del PP de lograr esas Alcaldías. Afectan a tres de las ocho cabeceras de comarca -Benidorm, Elche y Villena- y siete de la decena de localidades en las que el PP se ha roto tienen más de 20.000 habitantes, las tres citadas más Calp, Xàbia, Torrevieja y La Vila Joiosa. Todo un signo de que, a pesar de los vientos a favor de las encuestas, la situación interna del PP en Alicante es muy complicada. No es idílica. Las otras tres localidades en las que se han producido fracturas son Castalla, Catral y Bigastro, tres poblaciones en las que los populares siguen arrastrando una notable conflictividad.

Para los comicios municipales del próximo 22-M, el Partido Popular se había marcado dos grandes objetivos: recuperar Benidorm, después de la moción de censura que le quitó la Alcaldía a Manuel Pérez Fenoll para dejar la vara de mando en manos del socialista Agustín Navarro con el respaldo del tránsfuga José Bañuls; y arrebatar a Alejandro Soler, vicesecretario general del PSPV, la Alcaldía de Elche, la tercera ciudad de la Comunidad y la última gran población que resta en manos de los socialistas. Las escisiones que el PP ha sufrido en ambos municipios, sin embargo, alejan ese objetivo. Por el peso político y social de la candidatura que Gema Amor, hasta ayer directora general del Patronato de Turismo, lidera en Benidorm; y, en el caso de Elche, porque se trata de dos escisiones, una, bajo las siglas de Alternativa Popular, liderada por José Manuel Olmedilla; y una segunda, incluída en el paragüas de Iniciativa Independiente, con los ediles Manuel José Botella y Margarita Maciá al frente. En una ciudad en la que la Alcaldía -que se disputan el alcalde socialista Alejandro Soler y la popular Mercedes Alonso- se puede decidir por apenas un puñado de votos, cualquier fuga puede ser decisiva. En el resto de localidades, el impacto que tengan las escisiones registradas en el PP también puede ser determinante.

Más allá de eso, sin embargo, el reguero de portazos de cargos populares en el que se ha convertido el cierre de las candidaturas municipales de los populares debilita notablemente la posición y la autoridad de Joaquín Ripoll como presidente provincial del PP y como aspirante a un tercer mandato en la Diputación. Ha sido incapaz, pese a la petición expresa de Génova en algún caso como Benidorm, de parar la marcha de sus fieles en la localidad turística pero también en Calp -donde la fractura es también por partida doble como en Elche-, La Vila Joiosa, Castalla, Catral, Torrevieja o Bigastro. En Villena, la escisión está protagonizada por los campistas y en Xàbia por una amalgama de sectores de diversa procedencia.

Esa evidente debilidad de Ripoll desde que fue imputado por varios delitos en la operación Brugal le puede acabar pasando factura. No sólo porque ha evidenciado una situación de clara inferioridad para frenar la sangría de escisiones que se ha producido en las filas del PP sino, sobre todo, porque, de alguna manera, el titular de la Diputación continúa perdiendo peones. Y, a la vuelta del 22-M, cuando se tenga que decidir el reparto de diputados, tener un ejército de concejales es esencial para continuar en el Palacio Provincial.