La lluvia que cayó anoche en Alicante acabó con la ilusión de todo un año de la hermandad de la Humildad y Paciencia, que tuvo que volver a su sede cuando la procesión se encontraba en la mitad de su recorrido y a punto de pedir la venia para entrar en la Carrera Oficial, ubicada en la Rambla. La comitiva estaba a la altura de la calle Duque de Zaragoza cuando cayó un fuerte aguacero, motivo por el que tomaron la decisión de regresar de forma apresurada sobre todo para no dañar el nuevo trono que estrenaba ayer la imagen titular del Cristo de la Humildad, del imaginero Hernández Navarro, en el que la hermandad ha invertido 180.000 euros.

Este trono, obra del taller de Carpintería Religiosa de Guillena (Sevilla) y de mil kilos de peso, está elaborado en madera de cedro real y tiene una altura de 4,50 metros. Algo más de una hora antes de la tormenta había salido de la iglesia Nuestra Señora de Gracia con 35 costaleros con el sistema de trabajaderas -por debajo de la estructura- al estilo sevillano. "La hermandad ha decidido no jugársela y han preferido volver a su parroquia. Es una pena con toda la ilusión que le habían puesto ya que llevaban ensayando desde octubre", explicó anoche Francisco Cortés, portavoz de la Junta Mayor de Semana Santa.

En su retirada, la hermandad cubrió con toallas sus dos imágenes y el manto de la Virgen y, como ya había dejado de llover, volvieron al paso por las calles Bailén y Gerona hasta su sede. La alcaldesa, Sonia Castedo, quiso acompañar y apoyar a estos nazarenos en su regreso, que antes de entrar al templo quitaron las toallas de las imágenes. La tormenta provocó que la Rambla se vaciara en minutos.

El público que eligió esta procesión pudo al menos ver la salida de la hermandad, fundada por miembros de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Santa María y por comerciantes del centro de Alicante. Además por primera vez se celebró el rito del "clamator" -del latín, llamador o vocero-, quien dio tres golpes de martillo en la puerta de madera de la parroquia de Nuestra Señora de Gracia invitando a la salida de la estación de penitencia. Pedro de Gea, presidente del Colectivo de Comerciantes, fue el primero en desempeñar esta responsabilidad.

El incienso que envolvía el arranque de la procesión y la espartana indumentaria -hábito monacal marrón y una capucha que solo deja a la vista los ojos de los hermanos de fila-, evocaban otros tiempos. Las cornetas, los timbales y el repique de tambores de la banda San Pedro Apóstol de Yecla y la banda de Hellín contribuyeron también a crear esa escenografía medieval que tuvo uno de sus momentos culminantes en la aparición del Cristo, sobre un lecho de iris morado, y a continuación de la Virgen de las Lágrimas. La talla, con un adorno de rosas blancas, también desfiló al estilo sevillano.

El hermano mayor explicó que este año quisieron transformar el trono de antiguos varales para llevar, también a la virgen, con trabajaderas. Nuestra Señora estrenó saya y manto confeccionados también por la propia hermandad, que cuenta con 226 miembros.

La lluvia pilló en mejor posición a las otras tres procesiones del Lunes Santo, que habían empezado más temprano. Una de las primeras imágenes en salir ayer fue "El Morenet" de los Hombres del Mar, que asomó de la ermita de la Virgen del Socorro tras los ímprobos esfuerzos de sus costaleros por salvar la estrecha cancela del templo situado en el Raval Roig.

La talla, una de las más antiguas de la Semana Santa alicantina, destacaba en su trono con un arreglo de flores morado, verde, blanco y granate. Es una escultura de finales del siglo XV o principios del XVI, de acuerdo a los estudios que realizaron los especialistas cuando fue restaurada: rayos X, infrarrojos y una cata de la pintura para analizar su "edad". La posterior limpieza le aclaró el tono y deja ver moratones, marcas y el manto de pureza de la única escultura que saca a las calles esta hermandad. Data de 1997, aunque es heredera de la antigua cofradía de pescadores de San Andrés y Santiago, del siglo XVIII y la primera de ese gremio fundada en Alicante.

Una vez que lograron sacar el trono de la ermita, los costaleros subieron las escaleritas con cientos de kilos sobre sus hombros y alcanzaron la calle Virgen del Socorro. Debido a las obras en Villavieja la comitiva bajó hasta el Paseíto de Ramiro por Fray Juan Rico con el presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Campoy; el comandante naval y los concejales Miguel Valor y Oti García-Pertusa, de dama de mantilla, entre las autoridades, acompañando al hermano mayor, Manuel Giménez. A su regreso tuvieron que hacer lo mismo, privando al público del espectacular ascenso por la pasarela del Postiguet y la escalera del Raval Roig. Habrá que esperar para verlo de nuevo hasta el año que viene porque aún se están realizando trabajos in situ en el paso elevado y tomando medidas para instalar un tipo de vidrio curvo que envolverá la pasarela a modo de barandilla, por lo que no era segura para acoger la procesión.

La agrupación musical Tómbola y la banda Los Claveles acompañaron desde su salida a "El Morenet", cuyo trono estrenaba nuevos faldones bordados. En uno de los laterales lleva, además, un lienzo en blanco y oro con los nombres de los cofrades fallecidos. La hermandad cuenta con cerca de 300 asociados que desfilaron con hábito monacal azul Alicante.

Petición de venia

Esta imagen fue la primera en pedir la venia para entrar en la Carrera Oficial, situada en la Rambla. Después llegó la hermandad de El Prendimiento, que había salido más de tres horas antes desde los jardines del actual Museo Arqueológico. La procesión cruzó buena parte de la ciudad con sus tres pasos. Primero El Lavatorio, a ruedas, con las imágenes de San Pedro y las llaves, Santiago con la concha de peregrino y San Juan con una palma; después El Prendimiento y, cerrando, la Virgen del Consuelo, portada íntegramente por costaleras. Esta hermandad fue fundada en 1996 en el seno de la plantilla del Hospital Provincial aunque ahora la sostienen fundamentalmente vecinos del Pla. El hermano mayor, José Miguel Ivorra, apuntó que aunque tiene 260 asociados, están notando bastante la crisis y les faltan hermanos.

Cuando esta procesión -que desfiló al ritmo marcado por la banda de Carolinas y la agrupación Costa Blanca- llegó a la altura de la iglesia de la Misericordia, el trono de Jesús del Gran Poder, que procesiona el Miércoles Santo, salió a la cancela a recibir al paso de El Prendimiento. Avanzada la noche alcanzaron la Plaza del Ayuntamiento, donde se celebró el encuentro entre el Cristo y Nuestra Señora del Consuelo, con su toca bordada en oro entre sus grandes y llamativos faroles y sus nuevos custodios, representando a las doce tribus de Israel. Después los hermanos, vestidos con capa verde y capirote blanco, desmontaron los tronos y pusieron el punto y final a su participación, en la que tuvieron la compañía de los concejales Juan Seva y Asunción Sánchez-Zaplana.

Junto al cristo El Morenet, la hermandad agustina llevó la Semana Santa al Casco Antiguo. La imagen titular, Jesús Despojado de Sus Vestiduras, del imaginero Ramón Cuenca, salió de la ermita de San Roque en uno de los momentos más atractivos de la procesión por lo escarpado del lugar, la gran cantidad de hermanos de fila que participan, más de 500 y muchos de ellos niños, y por las dimensiones del trono. Una gran marea de capirotes azules empezó a descender las estrechas calles entre el aroma de incienso y el viento que apagaba los cirios. Una salva de aplausos del público apostado en las calles y en los balcones premió los primeros giros por las estrechas calles del Barrio.

La comitiva fue hasta el Convento de las Monjas de la Sangre para recoger a Nuestra Madre del Amor, que lucía su manto azul de más de 50 kilos de peso y que estrenaba trono repujado construido en los talleres de la orfebrería de Orovio de la Torre, en Torralba de Calatrava (Ciudad Real). Los tambores de la propia hermandad, la agrupación Cruz Roja de Tobarra, la Sociedad Musical La Paz de Sant Joan y la banda l'Harmonia acompañaron a estos dos pasos y al tercero, la Cruz de los Niños, portada por jóvenes de 12 a 17 años que constituyen la escuela de costaleros de los Agustinos.

La procesión aligeró al final el paso por la lluvia y decidió trasladar el tradicional Encuentro de sus imágenes de la Plaza de Abad Penalva al interior de la Concatedral de San Nicolás.