Hace apenas una década, donde ahora se levantan miles de viviendas, no había más que campo, un par de colegios y, en diciembre, la feria de Navidad. Luego llegó la época de auge de la construcción y empezaron a surgir edificios por todos lados, y aquí más, con los Planes de Actuación Urbanística 1 y 2, los PAU de San Blas, que cambiaron radicalmente la fisonomía de la zona. La crisis, sin embargo, puso un paréntesis en el crecimiento urbanístico dejando las áreas de expansión de la ciudad a medio hacer, con pisos vacíos, promociones sin empezar y un comercio que no acaba de implantarse y cuya falta se refleja dolorosamente en decenas de locales comerciales cerrados, muchos de ellos aún tabicados, en los bajos de los flamantes edificios de nueve plantas de la zona que algunos llaman nuevo San Blas pero que pronto se convertirá en dos barrios si los vecinos logran que se les reconozca como tales oficialmente. Dos barrios, eso sí, necesitados de todo tipo de dotaciones.

Entre los dos PAU viven unas 12.000 personas que tienen que desplazarse a otras zonas para ir al centro de salud y que no tienen cerca ni centros sociales ni dotaciones culturales, y aunque aquí están algunos de los centros educativos privados o concertados más conocidos de la ciudad, como Altozano, Maristas o Salesianos, no hay colegios públicos ni instalaciones deportivas. Sí se ha abierto un nuevo instituto público, el 8 de Marzo, trasladado aquí desde San Blas, y recientemente también se han construido entre ambos PAU las nuevas dependencias provinciales de la Cruz Roja.

Ambos PAU tienen en común su juventud y su fisonomía, con modernos complejos residenciales y grandes avenidas, pero se aprecian diferencias en cuanto a su desarrollo. Así, el PAU 2, promovido por el Instituto Valenciano de la Vivienda junto al barrio de San Agustín y que los vecinos llaman San Blas-la Torreta, se urbanizó primero, la mayor parte de sus viviendas se construyeron antes de la crisis, en los primeros años del siglo, y tienen menos pisos vacíos y más comercios y bares que su vecino.

"Es verdad que la crisis se ha notado mucho, pero últimamente están abriendo algunos negocios y cada vez hay más vida", señala a este respecto Eva María, dueña de la carnicería Alemañ situada frente al parque de la calle Ciudad de Wenzhou, junto a una panadería y a una pollería. "Está previsto que pronto abran aquí al lado una pescadería y una tienda de ropa, y en el barrio además tenemos una tienda de alimentación, otra de lencería, peluquería, la farmacia, panaderías y muchos bares y cafeterías", añade Eva quien, al preguntarle por su barrio, responde destacando sobre todo a los vecinos "la mayoría jóvenes que trabajan fuera, lo que hace que esto sea aún un poco ciudad dormitorio, pero la gente es muy agradable, hay mucha mamá joven que incluso pide consejo sobre qué carne poner en las papillas y cómo hacerlas, y hasta tenemos un artista" ríe, al tiempo que señala a Antonio González, un empleado de la carnicería que, según cuenta Eva, y él confirma tímidamente, es músico y en verano se dedica a hacer giras con la orquesta "Comanche" en la que, tal como indica riendo, toca el piano y hace los coros.

El parque del PAU 2 está al mediodía lleno de vecinos jóvenes con sus hijos pequeños jugando en los columpios. En la actualidad viven unas 6.000 personas en sus 3.500 viviendas. En general, son familias jóvenes con niños lo que evidentemente deja pequeño el parquecito. María, una de las jóvenes mamás, confirma además que, pese a la crisis, cada día va más gente a vivir a un barrio que los vecinos valoran por su tranquilidad y la calidad de sus urbanizaciones con piscina y jardines.

Los vecinos dicen sentirse a gusto aquí, aunque aprovechan para quejarse sobre todo de la presencia de perros sueltos en la zona. "Esto parece un campo minado. Los niños son pequeños y hay que ir vigilando que no pisen las cacas. Deberían poner algún cartel o delimitar la zona de los perros", dice Gustavo mientra juega a la pelota con su hijo Nauel entre la aprobación de otros de los progenitores que miran de reojo a un par de vecinos que en un lateral del parque, entre jardineras de piedra, pasean a sus mascotas.

Al lado del parque, llama la atención una pequeña caseta pintada de colores con dibujos que alberga las dependencias de la asociación de vecinos del PAU 2 . "La hemos grafiteado nosotros", asegura el presidente, Francisco José Ignoto, quien define su barrio como "una zona tranquila cercana al centro y con buenas urbanizaciones y avenidas a las que vino a vivir mucha gente joven y que se ha visto golpeada por la crisis que está provocando que muchas de estas familias lo estén pasando mal". Ignoto, con todo, considera que "últimamente se está notando un poco más de movimiento en el comercio del barrio concentrado especialmente alrededor del parque y sobre todo en la calle Cardenal Francisco Álvarez. Los vecinos además tienen al lado el centro comercial de Isla de Corfú con varios negocios de alimentación, electrodoméstico y ropa y que es el único que se ha levantado de los previstos en la zona cuando se urbanizó. De hecho, hace apenas tres años se prevía que aquí abriera otro gran centro comercial con cines, gimnasio y un hotel de 10 plantas, y también se barajó la instalación aquí de Ikea antes de optar por Rabasa. Ikea, por cierto, preocupa a algunos de los vecinos de los PAU que temen que la implantación del gigante del mueble provoque problemas de tráfico en sus barrios que se paliarían si se finalizara la Vía Parque, inexistente en este tramo.

Siguiendo por la Gran vía hasta el Puente Rojo, entre la avenida Vicente Blasco Ibáñez que separa ambos barrios y las vías del tren, está el PAU 1 cuya urbanización corrió a cargo de Enrique Ortiz y que, pese a su numeración, se hizo después que su vecino, sufriendo de lleno el mazazo de la crisis cuando algunas de sus urbanizaciones andaban a medias o ni siquiera se habían empezado, lo que dejó en el aire la construcción de unas 2.000 de las 5.200 viviendas previstas, algunas de las cuales se van realizando poco a poco. Aquí hay más pisos vacíos que en el PAU 2, "un 10 por ciento" según señala el presidente de su asociación de vecinos, Antonio López, pero se trata de un barrio grande que acoge actualmente a unas 6.000 personas, más o menos como su vecino aunque la previsión futura, cuando se retome la actividad constructora, es que el barrio acoja a unas 11.000 personas.

Aquí también se nota más la crisis en el gran porcentaje de bajos comerciales cerrados, muchos de ellos todavía tabicados de obra. Sí hay abiertas ya algunas modernas cervecerías y cafeterías, y el barrio cuenta con entidades bancarias en los bajos de los edificios encarados al Puente Rojo, panadería, autoescuela, farmacia, y "de cara al verano van a abrir una heladería y también hay algunos servicios ya instalados aquí como un logopeda" señala el presidente de la asociación de vecinos que considera que "ésta es una zona buenísima pero hace falta que la administración invierta para dotarlo con los servicios que necesitamos".

Descontento

Los miembros de la asociación de vecinos se muestran especialmente descontentos con lo que consideran un abandono de las autoridades municipales hacia su barrio. Antonio López ha señalado que "hemos escrito varias cartas a la alcaldesa en relación a la necesidad del centro de salud, pidiendo un encuentro para hablar de los autobuses, e invitándola a venir al barrio y no nos han respondido". Pero al margen de esas necesidades, a juicio del presidente de los vecinos, una vez que se acabe con la urbanización de la Vía Parque y se lleve a cabo el soterramiento de las vías del tren, que separa al PAU 1 de la Florida, "esto irá para arriba y se va a convertir en uno de los mejores barrios de Alicante".

De la misma opinión es el vicepresidente de la asociación y farmacéutico del barrio, Elías Otero, quien resalta que "nos dieron un premio como mejor barrio de Europa" por su planificación. Los vecinos se muestran especialmente orgullosos del gran jardín del barrio, denominado parque de Juan Pablo II, un gran espacio ajardinado de 58.000 metros cuadrados inaugurado en 2006, que ahora en primavera está precioso con parterres de flores, cipreses, almendros, palmeras y árboles de sombra, terrazas y paseos, aunque los vecinos consideran que sus juegos infantiles resultan insuficientes para un barrio joven lleno de niños. "Aquí hay casi los mismos columpios que en cualquier urbanización y no es bastante", dice un vecino.

Como el resto del barrio, eso sí, el parque necesita tiempo para que sus árboles crezcan y adquieran empaque. De momento, los vecinos se quejan porque no hay suficientes sombras. "Ahora se está muy bien, pero en verano hace muchísimo calor aquí", señalan Francisca, Julia y Dolores, tres mujeres que todas las mañanas acuden al parque a pasear y a tomar el sol y que consideran que haría falta la instalación de unas pérgolas mientras los árboles crecen. Entre semana el parque está casi desierto "porque la gente está trabajando", indica Francisca, originaria de Valdepeñas y que está pasando una temporada en casa de su hija. Por las tardes hay más ambiente y sobre todo los fines de semana, cuando los vecinos aprovechan para disfrutar de su jardín, pasear por los carriles bici que proliferan por la zona y hacer la vida de barrio que el trabajo imposibilita de lunes a viernes.

Manteniendo las tradiciones de la mano de las hogueras

Son barrios jóvenes pero también viven las fiestas con intensidad. Aquí se plantan dos hogueras. La comisión de la Hoguera Don Bosco se fundó en 2004 y el pasado año plantó en cuarta categoría. Por su parte, la de Sant Blai-La Torreta, que además dará nombre al barrio del PAU 2 si lo aceptan las autoridades municipales, se fundó en 2006 y en los últimos años planta en Primera. Esta hoguera logró en 2010 el premio de Hoguera Ejemplar por su actividad a lo largo de todo el año. Destacan en este sentido las Jornadas Culturales que realiza precisamente desde el año pasado y cuyo objetivo es la recuperación y difusión de la historia de Les Fogueres de Sant Joan a través de conferencias y actividades sobre diversos aspectos culturales e históricos de las fiestas alicantinas.