A las doce del mediodía, treinta minutos antes de la hora anunciada por la comisión judicial para proceder al desahucio, Alfonso Carlos Navarro y Nuria Vila abandonaron voluntariamente el piso en el que residían desde hace un año en el barrio de El Garbinet junto con sus cinco hijos, todos menores de edad, y con su yerno. Preferían evitar el encuentro con la comisión del juzgado de Primera Instancia número 9 de Alicante que iba a proceder al lanzamiento de la familia por el impago de 1.200 euros de alquiler, agua, luz y gas al propietario de la vivienda. Esta cantidad se les ha hecho una montaña porque el matrimonio está en paro y sus únicos ingresos son los 500 euros de pensión de la Conselleria de Bienestar Social para el cuidado de la niña más pequeña, de 8 años, que tiene una minusvalía reconocida del 91% a causa de una parálisis cerebral.

La pareja, una de las hijas, que tiene 15 años y está embarazada, y el novio de ésta cogieron las últimas pertenencias -mochilas, algún cuadro, plantas- y a los dos perritos que vivían con ellos y dejaron el piso, sin mirar atrás ya que allí han sido infelices y ni siquiera han encontrado, aseguraron, la comprensión de sus vecinos. Mientras los hombres empujaban dos carros con enseres, la madre dirigía la sillita en la que se desplaza la niña que sufre discapacidad. Sus otros dos hijos pequeños, de 11 y 12 años, se ahorraron el trago porque estaban en el colegio. Otra chica, de 16 años, completa la familia.

El matrimonio se dirigía hacia Inmaculada del Pla, donde viven los abuelos maternos, que acogerán de momento a todos los menores pese a que su salud es delicada y el piso muy pequeño. "Si nos quedamos con los niños en la calle, los Servicios Sociales nos los quitarían", explicaban Alfonso y Nuria, que a última hora de la tarde aún no sabían donde pasar la noche y buscaban un lugar llamando a otros familiares y amigos ya que no querían ir a un albergue.

"A nosotros nos da igual dormir debajo de un puente mientras nuestros niños tengan un sitio", aseguraron. Ambos llevan muchos meses sin empleo y, aunque el marido ha hecho trabajos esporádicos de albañilería, últimamente solo han sacado algún dinero extra vendiendo chatarra, por lo que lo que tenían era del todo insuficiente para pagar los 375 euros mensuales de alquiler, recibos, comida, material escolar o ropa. A este piso se mudaron hace un año porque el anterior, en Ciudad de Asís, era un cuarto sin ascensor y les era muy difícil bajar y subir a la niña por las escaleras.

Aunque la familia ha contactado con los Servicios Sociales del Ayuntamiento en numerosas ocasiones esperando una solución, al final se han visto en la calle. Alfonso y Nuria mostraron su malestar porque "en lugar de ayudarnos, fueron a los colegios de los niños a preguntar si estaban yendo a clase".

En los últimos días los más mayores han estado acostándose de madrugada ya que han estado trasladando en los carros algunos enseres a un trastero que les ha prestado temporalmente un amigo. Allí han llevado ropa "y lo más esencial para los niños. Ahora cada vez que necesitemos algo tendremos que ir a rebuscar entre las cajas". Además han tenido que abandonar un colchón prácticamente nuevo y unos pocos muebles que tenían y que han dejado en el piso ya que no se los podían llevar.

Petición de ayuda al Síndic de Greuges

La familia ha enviado un escrito relatando su caso al Síndic de Greuges de la Comunidad Valenciana y pidiendo ayuda a la institución, y aún están esperando respuesta. Lo mismo ocurre con el Patronato de la Vivienda, al que solicitaron hace más de tres años un piso, según explicó la madre. "Nadie nos dice nada, llevamos desde el 16 de marzo -día en que recibieron el aviso de lanzamiento del juzgado- insistiendo pero no nos ayudan. Me he enterado de que en la zona de las Mil Viviendas hay más de 50 pisos cerrados pero la asistenta social solo nos dice que nos vayamos a un albergue". Esta familia fue "tirando" hasta hace un año, justo hasta que se cambiaron de barrio puesto que cuando vivían en Ciudad de Asís "los Servicios Sociales nos ayudaron en varias ocasiones a pagar los recibos de luz y el agua, y nos proporcionaban comida cuando lo estábamos pasando peor". El Ayuntamiento de Alicante está estudiando la situación de la familia para intentar encontrarles algún lugar donde vivir, porque "no pedimos ayuda porque sí, lo necesitamos, con una hija embarazada y un bebé a punto de nacer, y otra que está discapacitada", insisten. J.H.