Hay quien opina que no existen las casualidades. Y más cuando éstas configuran una macedonia de relaciones políticas y empresariales. Que el Partido Popular de Alicante ha tenido en la CAM uno de sus principales aliados económicos no es un secreto. El mismo expresidente de la Generalitat, exministro de Trabajo y hoy ejecutivo de Telefónica, Eduardo Zaplana, recurrió a la entidad para obtener la financiación necesaria para comprarse su vivienda de 532 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana de Madrid cuando en 2002 dio el salto a la política capitalina.

Las condiciones del crédito ya fueron consideradas como "ventajosas" por varios expertos en esa época. Hoy serían la envidia de cualquiera que quiere comprarse un piso y se patea las oficinas bancarias en busca de hipoteca. Un préstamo de 1,62 millones de euros, con tres años de carencia de principal y un interés de Euríbor más 0,40%.

En 2004, con Zaplana ya en el ministerio, el promotor y constructor Francisco Hernando "El Pocero" recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Detrás de El Pocero también estaba la CAM, uno de sus principales suministradores de crédito en la construcción de la polémica superurbanización en Seseña, ahora casi una ciudad fantasma con centenares de pisos sin vender.

Hay todo un baile de cifras sobre la exposición de la caja con Francisco Hernando. El Pocero llegó a tener líneas de créditos con la entidad alicantina de 276 millones de euros. Cuando estalló la burbuja, el constructor negoció intercambiar su deuda por pisos en Seseña. Hoy, la CAM trata de ponerlos en el mercado con rebajas del 30% con estrambóticos anuncios en los que invita al cliente a "colonizar" la ciudad fantasma de Francisco Hernando con el reclamo de que está a 30 minutos de Madrid.

Hay otros casos similares. Se estima que Caja Mediterráneo tiene riesgos contraídos por 450 millones con el empresario alicantino Enrique Ortiz, todo un prócer local, implicado en caso Gürtel (que salpica a Francisco Camps y su cúpula política) y el caso Brugal (en el está implicado José Joaquín Ripoll, líder provincial del PP alicantino). Ortiz ha sido impulsor del paralizado Plan Rabassa de Alicante y, casualidades de la vida, fue el comprador de los terrenos anexos para futuras expansiones que Terra Mítica subastó para poder superar el concurso de acreedores. En el parque temático de Benidorm, la CAM ha enterrado también muchas decenas de miles de euros. Junto a Bancaja ha tenido que provisionar más de 150 millones ante la imposibilidad del recinto de ocio impulsado por Zaplana de devolver los préstamos. La caja también da por perdida su inversión de capital en el parque temático, en el que todavía posee algo más del 20%.

La caja presidida por Modesto Crespo ha protagonizado otras aventuras. Es socia con el 24% de la inmobiliaria Hansa Urbana. La filial Tenedora de Inversiones y Participaciones está enredada en más de un centenar de proyectos urbanísticos. En el primer semestre de 2010 los créditos ligados al sector inmobiliario alcanzaban los 10.000 millones de euros y los activos (viviendas y solares) adjudicados están valorados en 3.200 millones de euros, según ha publicado Expansión.

Ha habido otras operaciones cuanto menos extrañas. Ya con la crisis azotando el sistema financiero, la CAM es embarcó en la compra en 2009 de la empresa mexicana Crédito Inmobiliario, especializada en hipotecas. Tras desembolsar 144 millones de euros en la adquisición previa autorización del Banco de España, ha tenido que inyectar otros 150 millones para enjugar sus pérdidas. También tuvo que destinar parte de sus reservas a sanear el Banque Marrocaine du Commerce Extérieur, que compró en 2007 previo desembolso de 132 millones.

La CAM tampoco ha escapado a la influencia política de Camps. Tras una dura batalla con sus enemigos zaplanistas, que se partieron el brazo para no poder del control de la entidad financiero y llegaron a negociar con los socialistas el reparto del consejo de administración, el jefe del Consell logró imponer la presidencia de Modesto Crespo. Desde entonces, la Generalitat ha tenido en la caja alicantina el oxígeno necesario para relajar sus tensiones de tesorería cuando los mercados internacionales han dado la espalda a las emisiones de deuda autonómica.