Antes de llegar a la esquina de la calle Benilloba, en el barrio de la Alcolecha, lo primero que se percibe es olor a putrefacción y a orina. En cuanto se dobla la calle se encuentra uno con el motivo, y es un gran y nauseabundo charco cuyo origen casi es preferible no conocer. Junto al agua estancada, hay restos de basura, bolsas de patatas fritas y sustancias de lo más sospechosas, por usar un adjetivo suave, lo que aumenta la imagen de deterioro y dejadez de la zona. Muchos vecinos pasan por aquí sin dedicarle más de una mirada. Al fin y al cabo, el escape se encuentra en una calle sin asfaltar entre dos de los bloques más degradados de Alicante y la gente por aquí está acostumbrada a ver y a oler de todo.

Quien lo lleva peor es Vicente, el propietario del bar Cádiz, instalado junto al escape de aguas fecales, en la calle del diputado José Luis Barceló, que además de tener que aguantar el olor se encuentra con que la fuga le perjudica al negocio. "He llamado al Ayuntamiento y me han dicho que vendrán, pero la tapa ya lleva varias semanas rota", señala Vicente, quien asegura que el problema no ha sido tanto la rotura de la tapa, sino que algunos vecinos "pusieron zahorra encima para taparla y se ha hundido, de forma que ahora sale toda la porquería". Aunque el agua, según asegura el dueño del bar, lleva rebosando días, Vicente no sufrió las consecuencias de la fuga hasta ayer, cuando volvió de Cádiz, donde ha estado en las últimas semanas. "En el Ayuntamiento me han dicho que ya han avisado a los servicios de mantenimiento y esperamos que lo solucionen pronto porque esta zona está fatal y esto es lo que nos faltaba", ha indicado.