En 1978 vino al mundo el primer bebé nacido a través de fecundación in vitro. Los médicos Robert Edwards y Patrick Steptoe hicieron posible, no sin muchas dificultades, este milagro de la ciencia que el año pasado le valdría el premio Nobel en Medicina a Robert Edwards (Steptoe falleció en 1988). Ambos médicos fundaron la clínica Bourn Hall, cerca de Cambridge, que ahora dirige el doctor Thomas Mathews y en la que durante estos últimos años han nacido miles de niños.

¿Cómo fue todo el proceso hasta hacer realidad la primera fecundación in vitro?

Todo fue gracias a dos médicos. Por un lado, Patrick Steptoe, que trabajaba como ginecólogo en Manchester. Él fue la primera persona en Inglaterra que hizo laparoscopias y descubrió que a través de esta tecnología se podían ver los ovarios, el útero, las trompas... Al mismo tiempo, en Cambridge, Robert Edwards, estudiaba cómo recoger ovocitos y fecundarlos fuera del cuerpo. Durante un congreso en Londres se conocieron y comenzaron a trabajar juntos. El problema era la distancia, ya que cada uno seguía trabajando en sus respectivas ciudades. Durante muchos años, Robert Edwards estuvo viajando en su coche hasta Manchester, intentando fertilizar los ovocitos fuera del cuerpo. Hasta que lo lograron fue un camino difícil, hubo muchos intentos fallidos y cuando por fin lo lograron el embarazo fue ectópico.

Finalmente en 1978 nació Louise Brown, el primer bebé probeta. ¿Cómo transcurrió a partir de ese momento la carrera de Steptoe y Edwards?

En un principio nadie les ayudó a continuar con este camino que habían iniciado. Por eso decidieron asociarse y crear en 1980 la clínica privada Bourn Hall, cerca de Cambridge, y seguir adelante. Durante estos años el centro ha posibilitado el nacimiento de miles de niños y la técnica de la fecundación in vitro se ha extendido a lo largo de todo el mundo. Recientemente se ha concedido el premio Nobel a Robert Edwards, después de que universidades de todo el mundo solicitaran este reconocimiento. Para nosotros fue un momento muy especial. Nos sentimos muy orgullosos.

En España el nacimiento del primer "bebé probeta" vino seguido de una gran controversia social y de la oposición de los sectores más conservadores. ¿Pasó lo mismo en Inglaterra?

Sí, fue igual. Les acusaron de crear monstruos. Hubo injerencias del Colegio de Médicos y de la Iglesia. De hecho, no se concedió el premio Nobel hasta ver que Louise Brown, la primera niña nacida por fecundación in vitro, daba a luz a un hijo sano y por lo tanto se comprobó que la segunda generación nacía sin secuelas. Igual que en España, a esto niños se les llamaba "niños tubo" y al principio la gente ocultaba que había nacido gracias a esta técnica porque les daba miedo. Afortunadamente las cosas están cambiando, pero todavía hay niños que lo desconocen.

¿Sigue teniendo la Iglesia tanta influencia sobre temas científicos?

Está perdiendo mucha fuerza, pero al principio tenía muchísima influencia, sobre todo la Iglesia católica. Hay que tener en cuenta que el Papa se pronunció públicamente en contra de estas técnicas.

¿Hacia dónde se encaminan los avances en el campo de la reproducción asistida?

Sobre todo a mejorar las tasas de embarazo, porque actualmente no todas las mujeres que lo desean se quedan embarazadas. También hacia la disminución del número de embarazos múltiples. Por otro lado, quedan por abordar temas polémicos como el de los vientres de alquiler o la donación de óvulos, así como el de los tratamientos en parejas de lesbianas o la paternidad en los gays, que acuden a la donación de óvulos y al vientre de alquiler.

¿Está permitido que las mujeres en Inglaterra puedan alquilar sus vientres?

Sí, pero sólo para personas que residan en Inglaterra. Además, se trata de un proceso complejo, en el que se tienen que tener en cuenta muchos aspectos judiciales.

¿Qué papel está jugando la investigación sobre el ADN en las técnicas de reproducción asistida?

Es una herramienta muy útil que nos permite tratar futuras enfermedades genéticas. Actualmente, tenemos una línea de colaboración con el Instituto Bernabeu para la investigación en este terreno.

¿Qué opina del paulatino retraso de la edad de la maternidad?

En nuestra clínica no se atiende a ninguna mujer mayor de 43 años con ovocitos propios, ya que las posibilidades de que se quede embarazada son muy bajas. Entre los 44 y los 49 años es aconsejable recurrir a la donación de ovocitos.