Piedras sobre su propio tejado. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, rubricó ayer un manifiesto en la convención del PP en Palma que aboga por reformar el Código Penal y endurecer las penas para delitos de corrupción. Es decir, justo a lo que se enfrenta ahora el jefe del Consell. Camps está imputado por el caso de los trajes de Gürtel y Anticorrupción le acusa de un delito continuado de cohecho pasivo impropio por haber recibido supuestamente prebendas de la trama corrupta a cambio de contratos millonarios. Además, le reclama una multa de 41.250 euros. El líder del PP en la Comunidad se encuentra a la espera de la decisión del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano, que probablemente optará por abrir juicio oral, y se expone a una sanción de calibre.

Aun así, el presidente de la Generalitat no tuvo reparos ayer en estampar su firma en un manifiesto que no deja lugar a la duda: "La respuesta ante los casos de corrupción debe ser justa y contundente. Para ello es necesario reformar el Código Penal, ampliando y endureciendo los tipos penales relativos a corrupción, adecuando las sanciones para cargos y empleados públicos para que sean ejemplarizantes, proporcionadas y disuasorias", reza el texto.

Previsiblemente, el TSJ fallará sobre el caso de los trajes después del 22-M -varios meses después de que Camps fuera imputado-, aunque de aplicarse ya la reforma del Código Penal que propugna el PP, el jefe del Consell ya sabría si es condenado o, por el contrario, queda absuelto. "Es preciso ampliar los plazos de prescripción de esos delitos, endurecer las penas por denuncias falsas y mejorar la protección de los empleados públicos que denuncien actividades fraudulentas o corruptas. También es necesaria una reforma procesal que permita el enjuiciamiento rápido de estos supuestos, para permitir el normal funcionamiento del proceso político", añade el texto, bautizado como "Más Sociedad, Mejor Gobierno. Compromiso 2001-2015".

El manifiesto recoge también dos frase claras, contundentes y especialmente llamativas: "El Partido Popular no acepta la corrupción. Luchará contra ella en todos los ámbitos de la vida pública". Estas palabras resultan curiosas porque llegan una semana y media después de que el Comité Electoral Nacional del PP confirmara a Camps como candidato del partido en la Comunidad de cara a los próximos comicios. Y se producen poco antes de que el juez José Flors, instructor de la causa de los trajes, pueda abrir juicio oral contra el presidente.

Al margen del manifiesto, en el que también se pone de relieve la necesidad de impulsar la transparencia, el cierre de la convención que los populares han celebrado en Palma estuvo marcado ayer por el retraso del jefe del Consell. Llegó tarde al acto inaugural mientras el presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, pronunciaba unas palabras ante un auditorio abarrotado. Nada más verle llegar, Arenas detuvo su discurso y bromeó: "Ya estamos todos, ha llegado Don Francisco". La sala comenzó a reír y prorrumpió en aplausos.

Ripoll y Rajoy

En la cita en Palma también ha participado el presidente provincial del PP, Joaquín Ripoll. Imputado por cinco graves delitos en Brugal -el escándalo de las basuras de la Vega Baja-, el titular de la Diputación no firmó el manifiesto. Pero no de motu proprio, sino porque las rúbricas estaban reservadas para los barones populares. Durante su estancia en la convención, Ripoll tuvo ayer la oportunidad de saludar al líder nacional del PP, Mariano Rajoy, aunque no pudo dialogar tranquilamente con él. Sus intentos de que Génova le confirme como el candidato popular para repetir una legislatura más al frente de la institución provincial deberán esperar. Al menos por el momento.