Trapichear con drogas puede salir muy caro. Y la muerte ha sido el precio que han pagado dos presuntos "camellos", de entre 30 y 35 años, como consecuencia del tiroteo que se registró ayer en el segundo piso del número 9 de la calle Sebastián Feringán de Cartagena, justo enfrente del hospital Perpetuo Socorro. Las dos víctimas mortales y una tercera persona se desplazaron a Cartagena desde Alicante y una llevaba muerta desde primera hora de la tarde del miércoles.

Además de los dos fallecidos, se vieron implicados en los hechos otros tres supuestos traficantes que fueron detenidos. Uno de ellos se atrincheró y comenzó a disparar indiscriminadamente hasta que fue abatido por un tirador de élite del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional, desplazado desde Valencia, al asomarse por una ventana. Este francotirador, que amenazó incluso con volar el edificio, fue trasladado a un hospital y quedó ingresado en estado crítico. Un segundo detenido que también se encontraba en la vivienda resultó ileso y fue trasladado a la Comisaría de Cartagena. Y el tercer arrestado, procedente de Alicante, fue el que logró escapar en torno a la una de la madrugada de ayer jueves y avisó a la Policía de lo que estaba ocurriendo. Se presentó en la Comisaría y allí mismo procedieron a su detención, según fuentes próximas a la investigación.

A estos cinco implicados hay que sumar una sexta persona a la que los agentes detuvieron tras normalizarse la situación en otro lugar de Cartagena.

Decenas de agentes de la Policía Nacional establecieron un espectacular despliegue en torno al inmueble, que se prolongó hasta que, poco antes de las nueve de la mañana, los geo irrumpieron en el edificio, hallaron los dos cadáveres y detuvieron a los dos traficantes que aún se encontraban en el interior.

Antes de la irrupción de los GOES se produjeron cruces de tiros entre agentes y sospechosos durante toda la noche. Algunos testigos aseguraban que oyeron más de cien disparos. Al menos 31 de los impactos fueron a parar a la pared del rellano del piso donde se encontraban los implicados y una de las balas atravesó incluso la puerta de la vivienda situada al lado, mientras que en los alrededores la Policía localizó más de 60 impactos.

El vecino de Cartagena sospechoso de acabar con la vida de los dos presuntos traficantes es un viejo conocido de la Policía, conocido como Perico "El Boxeador" y que ya protagonizó hace apenas tres meses un incidente junto a una discoteca ubicada en la Alameda de San Antón, donde llegó a exhibir un arma de fogueo, según explicaron fuentes próximas a la investigación.

El principal implicado, que al cierre de esta edición permanecía en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital del Rosell a consecuencia del disparo que recibió en el abdomen por parte de la Policía, vivía junto a dos de los sospechosos en el piso donde se produjeron los hechos, mientras que los otros tres residían en Alicante, añadieron las fuentes citadas. Todos son de nacionalidad española y de edades comprendidas entre los 30 y los 35 años. Al parecer, los tres sospechosos procedentes de Alicante se encontraban visitando a Perico "El Boxeador" el miércoles pasado, cuando por causas que se desconocen y que podrían estar relacionadas con el tráfico de estupefacientes comenzaron a discutir, según una de las hipótesis barajadas por los investigadores.

Durante la pelea, uno de ellos recibió un disparo que acabó con su vida, aunque todos estos extremos deben ser aclarados durante la instrucción judicial, para la que se ha decretado el secreto de sumario. Uno de los sospechosos procedentes de Alicante fue el que pudo escapar de la vivienda y dirigirse a Comisaría, donde explicó lo que estaba ocurriendo. Los otros dos que le acompañaban, uno nacido en Alicante y el otro en Cartagena, murieron en el tiroteo dentro de la casa entre los implicados en la reyerta.

Los vecinos del edificio pasaron mucho miedo toda la noche y aseguraron tras el suceso que el piso fue alquilado hace aproximadamente un mes a sus actuales ocupantes, aunque no se les veía con frecuencia. De hecho, pocos podían decir con seguridad cuántas personas vivían en el mismo, ya que no solían relacionarse con el resto de residentes. Además, el interior del edificio está dividido en tres escaleras, por lo que es fácil mantenerse aislado.