Con la propuesta de Francisco Camps como candidato a la Generalitat ya en la mesa de Mariano Rajoy, el objetivo que ahora se ha marcado la dirección regional del PP es intentar acelerar la confirmación del jefe del Consell. La cúpula campista quiere que Génova nomine oficialmente a Camps -el acuerdo del comité electoral regional es una propuesta sin valor real- antes de que finalice el mes de febrero para que el presidente de la Generalitat se presente en la convención de Palma de Mallorca -prevista para el 4 y 5 de marzo- ya como candidato y evitar, de esa manera, la presión de un evento que tendrá un alcance que excederá del ámbito puramente autonómico. Pero más allá de las cuestiones orgánicas, el verdadero objetivo del jefe del Consell es intentar quedar al margen de los vaivenes judiciales. Es decir, que Madrid le ratifique como candidato antes de la decisión del juez José Flors sobre la apertura de juicio oral por el caso de los trajes de Gürtel.

El jefe del Consell tiene prisa. Necesita ser candidato antes de que el instructor del procedimiento de los trajes, un sumario en el que Anticorrupción acusa a Camps de un supuesto delito continuado de cohecho, resuelva sobre su procesamiento, algo que podría ocurrir a mediados de marzo. Para entonces, el titular de la Generalitat quiere tener asegurada la candidatura con la idea de esquivar, de esa manera, elementos externos e internos -a algunos barones del PP no les hace demasiada gracia acudir a los comicios del 22-M con todos los focos pendientes de la implicación de Camps en Gürtel- que vuelvan a avivar el debate sobre su candidatura de la Generalitat con la resolución de Flors como justificación. De ahí las prisas a la hora de convocar el comité electoral regional, un órgano que Camps controla, y remitir la propuesta a Madrid. La celeridad del jefe del Consell contrasta, sin embargo, con la tranquilidad del resto de presidentes autonómicos del PP. Esperanza Aguirre, por ejemplo, ya ha advertido que no enviará su candidatura a Génova hasta que le den el visto bueno.

Pero en la Comunidad la situación es diferente. Así que Camps necesita un espaldarazo inmediato de Rajoy para, de una vez por todas, intentar zanjar el debate. El jefe del Consell ha logrado sortear un primer obstáculo. Tras la intervención de María Dolores de Cospedal que dejaba en el aire su futuro, Camps se movilizó con la intención de arrancar el visto bueno de Madrid para convoacar el comité electoral regional, una reunión que el jefe del Consell quiso celebrar el mismo día en el que se conoció el escrito de calificación de la Fiscalía pero que, finalmente, tuvo que aplazar. Ana Mato accedió a sabiendas de que, finalmente, la decisión está en manos de Génova y sin ningún compromiso concreto sobre la fecha de la ratificación.

Rajoy ha maniobrado para intentar relevar a Camps. Le ofreció encabezar la lista a las Cortes a Rita Barberá. Sin éxito. Y siempre ha tenido en la recámara el nombre de Alberto Fabra, actual alcalde de Castellón. Pero, al menos por ahora, el jefe del Consell resiste aunque con la m0sca detrás de la oreja. En las filas populares, todos son conscientes de que con la decisión del juez Flors sobre los trajes de Gürtel volverán a originarse dudas sobre la candidatura del jefe del Consell. Y el convencimiento de Madrid de que la ratificación de Camps debe dejarse para el mes de abril -con las elecciones ya convocadas, un elemento que deja al jefe del Consell con un reducido margen de maniobra para reaccionar- sólo genera intranquilidad, tal y como se pudo palpar ayer entre los diputados que poblaban la bancada popular en las Cortes, muchos de ellos vinculados a la continuidad del jefe del Consell para volver a ocupar un escaño hasta el año 2015.

En ese escenario, el objetivo de la cúpula regional del PP, en estos momentos, es intentar adelantar la designación de Camps para que sea efectiva, con el placet de Madrid incluido, antes de que finalice el mes de febrero. Ello permitiría al jefe del Consell afrontar los días previos a la convocatoria de las elecciones, unas jornadas en las que previsiblemente se conocerá su futuro judicial, con la candidatura en el bolsillo, un elemento de presión en el caso de que se planteara su relevo. Fue el presidente del PP en la provincia de Valencia, Alfonso Rus, el que puso ayer voz a una reivindicación generalizada. "Mejor que sea ya", dijo. Pero, pese a que Génova ya tiene en su poder el documento con la propuesta de Camps, desde la dirección nacional del PP volvieron a dejar sin fecha su designación como aspirante al Consell. Ese órgano político ratificará antes del sábado a María Dolores de Cospedal como candidata en Castilla-La Mancha sin tener en su agenda, por contra, la decisión sobre el futuro de Francisco Camps.

O adelantar la resolución de Génova, algo que, en estos momentos, sigue pendiente de la capacidad de presión de Francisco Camps. O, por el contrario, tratar de retrasar la decisión del juez José Flors sobre el caso de los trajes de Gürtel. Y en esa operación está la defensa del jefe del Consell que, en este caso, ha vuelto a presentar un nuevo recurso de apelación ante la sala de lo civil y lo penal del TSJ tras la negativa del juez José Flors a incorporar al procedimiento una serie de grabaciones supuestamente exculpatorias para Camps y a ordenar una nueva declaración de Pablo Crespo, número dos de la trama Gürtel -un conglomerado de empresas que recibió decenas de contratos del Consell y del PP- y la persona que, según los informes policiales, pagaba los trajes. El recurso, en todo caso y como el juez Flors ha dejado claro hasta ahora en todas sus resoluciones, no suspende el procedimiento que, en estos momentos, continúa en la fase en la que las partes -en estos momentos, la acusación popular que ejercen los socialistas- deben proceder a calificar los hechos.

De puertas hacia fuera, en todo caso, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, durante su visita a Alicante, se mostró comprensivo respecto a las decisiones marcadas por la dirección nacional del PP sobre su ratificación como candidato a la Generalitat. En el marco de un encuentro con empresarios, con los que compartió mesa y mantel en un hotel, el jefe del Consell volvió a capear las preguntas referidas a su designación como cabeza de lista de los populares valencianos advirtiendo de que "los tiempos los establecerá la dirección nacional" de la formación. Una respuesta que no dudó en repetir al ser preguntado por las fechas que él mismo entendería como límite para ser ratificado.

Al hilo de las sombras sobre su continuidad, Camps no desperdició el resto y envió la pelota al terreno del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien sí emplazó a ser consciente de la "situación a la que ha llevado al país". Una realidad que, según Camps, le obliga "a convocar elecciones generales si es que le queda un poco de patriotismo". El dirigente popular insistió en que el cambio "necesario" en España pasa por la salida de Rodríguez Zapatero. Una decisión de "disolver el parlamento nacional" e "irse a su casa" que "podría realizarse a la vez que se materialice la convocatoria de las elecciones municipales y autonómicas" el próximo mes de mayo.