Por la espalda y a un metro y medio de distancia. Así se produjo el disparo que acabó con la vida del ladrón fallecido en el Polígono de Las Atalayas de Alicante en junio de 2006 y por lo que están siendo juzgados los dos vigilantes de seguridad que se vieron implicados en el tiroteo. El juicio celebró ayer su segunda jornada con la declaración de los policías que intervinieron en la investigación.

El agente de la Policía Científica que declaró ayer en la vista explicó que el fallecido presentaba dos disparos de bala. Uno de ellos, el que alcanzó a la víctima en un ojo, pudo proceder de un rebote en otra superficie, ya que al haber alcanzado la cabeza, hubiera causado daños más graves en caso de ser un impacto directo. Sin embargo, el disparo que acabó con la vida del fugitivo entró por la espalda y desde un metro y medio de distancia sin haber rebotado antes en otra superficie. El funcionario aseguró que las armas, dos revólveres, estaban en perfecto estado y descartó que éstas pudieran haberse disparado accidentalmente durante un forcejeo. Era necesario amartillar primero el arma y después disparar el gatillo. Según la declaración de los vigilantes, el ladrón trató de atacarle con un destornillador. Mientras él le detenía con una mano, con la otra le golpeó varias veces en la cabeza con la culata. En ese forcejeo, el arma pudo dispararse al menos dos veces.

Los agentes señalaron que cuando acudieron al polígono industrial se encontraron con el todoterreno volcado muy cerca de la salida a la autovía y con el cuerpo del fallecido sobresaliendo del coche. En el otro vehículo, el que los asaltantes usaron para cometer el robo, se halló una maza, un bate beisbol y muchas monedas esparcidas por el suelo, presumiblemente procedentes de las máquinas tragaperras.

La vista continuará hoy con la declaración de los forenses y otros expertos de balística para determinar cómo se produjo el tiroteo. Los dos vigilantes de seguridad se enfrentan a once años de prisión acusados de un delito de homicidio. Los agentes imputados sostienen que sus disparos fueron de advertencia y que no dispararon contra los asaltantes.

"Los dos vigilantes desprendían humo"

Llenos de polvo y desprendiendo humo. Así se encontraron los agentes de la Policía Local a los vigilantes de seguridad nada más llegar al lugar de los hechos. Los dos asaltantes les habían estado rociando con un extintor para escapar. "Durante unos minutos ni siquiera pudimos acercarnos para hablar con ellos por el humo que desprendían", dijo el agentes. Según su declaración, los dos estaban muy aturdidos, con los ojos enrojecidos y llegaron a vomitar. La Policía Local había ido al polígono pensando que era un accidente de tráfico. J. A. m.