Cinco céntimos de euro por cartón. Es lo que apostaban los socios del centro municipal de mayores de San Blas cuando se reunían los sábados en torno a la mesa para jugar al bingo: el simbólico premio lo gastaban después en la cafetería del centro o bien servía para comprar la merienda. Sin embargo, las cajas con los cartones y las fichas están ahora apiladas en una estantería en cumplimiento del reglamento del Gobierno Valenciano que dice textualmente que este juego sólo podrá practicarse en las salas de bingo homologadas, "que deberán poseer la previa autorización de instalación y el permiso de funcionamiento". Asimismo, el decreto establece como "falta muy grave" la explotación de salas de bingo sin permiso.

Aunque esta norma es de 1993, en la mayoría de los centros de mayores de Alicante dependientes del Ayuntamiento -en total hay diecisiete- había bingo. "Aquí no se jugaba pero lo introdujimos en 2007 porque todo el mundo lo hacía y lo demandaban nuestros usuarios. Mandé un escrito al Ayuntamiento informando de que íbamos a jugar un día a la semana, concretamente los sábados, y no me contestaron", explicó ayer José del Pino, presidente del centro de mayores de San Blas, que cuenta en la actualidad con alrededor de 2.000 asociados.

Sin embargo, la Concejalía de Acción Social envió recientemente al centro una circular informativa recordando la norma del Consell sobre las salas de bingo y reiterando la prohibición dentro de los centros municipales de personas mayores "quedando permitida la práctica del juego, si es de interés para los socios, únicamente con carácter recreativo sin que medie ningún tipo de apuesta". Aunque han suspendido el bingo, el centro de San Blas se rebela contra la norma y está recogiendo firmas entre sus socios para reclamar que se dispense a los centros de mayores y les permitan jugar con dinero al entender que "es una actividad sin ánimo de lucro" por lo simbólico de las cantidades con las que apuestan, muy alejadas de lo que se mueve en una sala. Además entienden que el objetivo es el entretenimiento con el pequeño "aliciente" del dinero.

Del Pino está intentando promover una iniciativa común de los centros de mayores para solicitar la mediación de los servicios jurídicos del Ayuntamiento ante el Consell ya que cree que si no se puede jugar al bingo o a las cartas con dinero -también está prohibido- "al final la gente dejará de ir a los centros de mayores. "Hay gente de 80 años o más que vienen porque jugando se distraen mucho o están en silla de ruedas y los dejan aquí los familiares. Al final no vendrán", apuntó David López, vocal de juego. Francisco Juan, el "contador" del centro, añadió que todos los movimientos del bingo que se realizaban con dinero, pese a ser escasa la cantidad, quedaban reflejados en un libro de cuentas que después se presentaba en el Ayuntamiento. También se puede ver el listado de cuentas y apuestas colgado del tablón de anuncios junto a las demás actividades que se realizan en estas instalaciones, como talleres de memoria, gimnasia, rondalla, bailes o tertulias.

Desde el centro insistieron en que en las partidas del bingo solo participan usuarios y nunca familiares ni menores de edad.

"Nos negamos a utilizar garbanzos en vez de monedas"

Varias usuarias del centro municipal de mayores de San Blas coincidieron en que para ellas -un 85% de las jugadoras de bingo de esta dependencia son mujeres- el rato en que apuestan es uno de los mejores momentos del día. "Tenemos mucha edad y después de estar toda la mañana limpiando o haciendo cosas en casa nos gusta venir un ratito y jugar, porque aquí no hay lucro. Hablamos, nos reímos, nos tomamos el café, la manzanilla o el sintrón y ya está. Querrán que juguemos con garbanzos pero hecha la ley hecha la trampa, porque luego fuera lo podemos cambiar por dinero", dijeron. Las personas mayores, al menos las que pertenecen a este club de jubilados, están dispuestas a manifestarse por sus demandas "porque ésta en la distracción de un grupo de viejecitos y lugar de amistad para los vecinos. A ver qué hacemos si nos lo quitan".