La Audiencia Provincial ha pedido a la Comisaría que refuerce la seguridad en el juicio a dos vigilantes de seguridad acusados de matar a un hombre que huía tras cometer el robo. La vista empieza mañana en la Audiencia y durará toda la semana. Para evitar incidentes entre los acusados y los familiares del fallecido, se ha optado porque algunos de los testigos declaren por videoconferencia, como por ejemplo la madre del difunto.

La Fiscalía considera que los dos vigilantes de seguridad que tirotearon a dos ladrones en el polígono industrial de Las Atalayas en julio de 2006 y mataron a uno de ellos no actuaron en legítima defensa, y solicita que ambos sean condenados a sendas penas de once años de prisión por un delito de homicidio. Además, el fiscal solicita que los dos vigilantes de seguridad paguen unas indemnizaciones que suman 185.000 euros para la viuda, los dos hijos y la madre del fallecido. De dicho dinero debe responder subsidiariamente la empresa de seguridad para la que trabajaban en el momento del suceso. Para el hermano del fallecido el fiscal también pide que indemnice con distintas cantidades que suman más de 5.000 euros a los dueños de varios vehículos y al propietario del restaurante donde entraron a robar.

La defensa de los dos vigilantes de seguridad discrepa del escrito de acusación del fiscal, que solicita la libre absolución de los dos acusados porque en su opinión fue un claro acto de legítima defensa.

En el banquillo de los acusados también se sentará el hermano del fallecido al haber sido procesado por el robo de un coche, un robo con violencia y dos faltas de lesiones, hechos por los que el fiscal pide para él tres años de prisión, una multa de doce meses y dos multas de dos meses. En la actualidad está en el centro penitenciario de Picassent por otros delitos.

Hechos delictivos

Los hechos se produjeron sobre las 4.50 horas del 22 de junio de 2006 cuando los dos hermanos acudieron con un coche robado el día antes al polígono de Las Atalayas y empotraron el vehículo contra la puerta de un restaurante para robar en su interior, según señala el escrito de acusación del fiscal. Para ello usaron una maza con la que reventaron la caja registradora y tres máquinas tragaperras para apoderarse del dinero. En el momento de salir del local se encontraron con un vigilante de seguridad que había acudido a la alarma de robo y los dos ladrones emprendieron la huida con el vehículo robado.

Al pasar junto al vigilante, el ladrón que iba de copiloto le roció el cuerpo con un extintor y el coche se llenó de polvo blanco, lo que provocó que el conductor perdiera el control y el turismo quedara inmovilizado al chocar con una isleta. Otro vigilante llegó al lugar requerido por su compañero y tras detener su coche oficial frente al de los ladrones se bajó con su revólver en mano y apuntando a los ocupantes del turismo. Según el fiscal, efectuó un disparo mientras se acercaba a la ventanilla del conductor y su compañero realizó otros dos al tiempo que ordenaba al copiloto que se bajara. Éste se bajó, pero huyó inmediatamente, al igual que su hermano, tras forcejear con el vigilante, que llegó a realizar otro disparo. Los dos ladrones se dispusieron a huir en un coche de los vigilantes. Uno de ellos realizó tres nuevos disparos y al pasar junto a él efectuó un último disparo. El ladrón que conducía quedó inconsciente y su hermano asumió el control del coche hasta sufrir un accidente cuando huían hacia la autovía. Tras el siniestro se comprobó que el conductor tenía dos tiros y estaba muerto, mientras que su hermano resultó herido de bala. El fiscal dice que los vigilantes dispararon apuntando al cuerpo de los dos ladrones "a sabiendas de que podrían acabar con la vida" de ellos.