Junto a un restaurante japonés hay una tienda de muebles de diseño, una de decoración de lo más pija y, algo más allá, una agencia de viajes. Los edificios en cuyos bajos se asientan estas tiendas fueron, cuando se construyeron, de los más caros de Alicante. Hay mucho tráfico, bares modernos, urbanizaciones con piscina y algunos de los jardines más evocadores de la ciudad. No estamos en el centro ni en la playa, sino en la zona de Gran Vía-Parque de las Avenidas, la parte nueva del Garbinet, un área de expansión de la ciudad que en su mayor parte se ha levantado en los últimos quince años provocando que la población del barrio, que en 1999 era de 2.615 personas, superara las 10.600 diez años después.

Pero el imparable crecimiento de esta zona no ha acabado totalmente con el viejo barrio del Garbinet levantado en el primer tercio del siglo pasado y en el que, entre llamativos chalés, solares con construcciones medio en ruinas, viviendas desvencijadas y un número inexplicable de talleres de chapa y pintura, quedan algunas de las viejas casas de planta baja originales como las de la calle Ercilla, bien conservadas, al menos por fuera, por sus dueños, como Asunción Sala, que se muestra orgullosa porque a sus 83 años, "soy una de las vecinas más antiguas del barrio".

Las calles que se conservandel viejo Garbinet se encuentran junto a la cochera de Masatusa rodeadas de grandes avenidas y de nuevos bloques de viviendas que lo convierten en una isla algo anacrónica y sorprendente en algunas de sus imágenes, como la de los vecinos sentados a la puerta de sus casas tomando el sol o la del gallinero con decenas de animales que da a la calle Juan de Garay. "Aquí se vive muy bien", dice Toni, un joven de 22 años cuya familia es dueña del gallinero. "Es como un pueblecito", señala, aunque se lamenta "porque todo esto lo compró una empresa y, en cuanto se decidan a construir, tirarán parte del barrio".

Los vecinos coinciden al señalar que, si todavía no ha desaparecido el viejo barrio, es debido a la crisis de la construcción que paralizó la invasión de las nuevas promociones en esta zona. De hecho, la recesión ha dejado sus huellas y cerca de las casitas de planta baja, en la calle Bailarín José Espadero, encontramos una urbanización que se quedó a medias y que muestra su estructura a la espera de que algún día se retome la obra. De momento no se ve por allí ningún albañil y la única vida la pone una pareja de indigentes que parecen haber usado la edificación como albergue provisional y que se marcha cuando nosotros llegamos.

El grueso del barrio está formado por nuevos edificios, en su mayoría urbanizaciones con dotaciones deportivas, jardines y piscinas privadas distribuidos en una cuadrícula de calles anchas y avenidas bien cuidadas en las que además hay media docena de jardines y plazas públicas. Algunas de ellas carecen de ornamentos y juegos infantiles y, quizá por eso, resultan de lo más sugerentes, con su suelo de albero y sus viejos bancos de madera, como la plaza de la calle Doctor Rafael Martínez San Pedro, o como la de la calle José Luis de la Vega con su suelo de tierra y sin más mobiliario urbano que unos bancos de piedra blanca. Aquí encontramos a Carmelo, un vecino ya jubilado. "Yo vivía en Madrid y me vine a vivir aquí a unas casas que hicieron para la Policía Nacional", relata, "luego la gente se fue yendo y ahora la zona antigua del barrio se ha deteriorado". Carmelo vive en una de las nuevas urbanizaciones del barrio y se encuentra bien aquí. "Es un buen barrio. Se está a gusto", señala mientras juega con sus dos perritas.

Recreo para perros

Hablando de perros, el Garbinet es de los pocos barrios de Alicante que dispone de zonas de recreo para canes, concretamente dos placitas valladas donde los animales pueden correr a sus anchas. En la de la calle Doctor José Belmonte encontramos a Rafael con su perro Whisky. Rafael vive en el barrio desde hace 30 años en uno de los edificios que se fueron levantando en los años 80 y 90 alrededor del viejo barrio de antes de la guerra. "Recuerdo que cuando vinimos, yo llevaba a mis hijos al colegio Azorín y no había nada. Todo era un barrizal. Nada que ver con lo que hay ahora que está todo urbanizado", señala, al tiempo que se muestra satisfecho con su barrio y presume de la zona libre de perros en la que nos encontramos. "Aquí hay dos, y sin embargo en el resto de la ciudad apenas hay y para los que tenemos perros está muy bien".

La calle Médico Vicente Reyes cruza el barrio desde el Bulevar del Pla hasta la rotonda de la Gran Vía y concentra gran parte de la actividad comercial de la zona. En esta calle, frente a la parroquia del Salvador, se está construyendo un centro comunitario que acogerá las dependencias de la asociación de vecinos del barrio, locales para jóvenes y para mayores y un ambulatorio que contará con dos médicos y un pediatra y que dará servicio a la zona hasta que se construya el centro de salud que vienen reivindicando los vecinos desde hace años. "De servicios estamos bien, sobre todo a partir de ahora con el centro comunitario", señala el presidente de la asociación de vecinos de Gran Vía Norte Parque de las Avenidas, Paco Esteve, quien espera además que el edificio sirva para articular el barrio. "Aquí vive sobre todo gente joven de clase media en la que ambos trabajan y que no suelen implicarse en las actividades del barrio", añade el presidente, quien considera que en general la gente, como ocurre en otras zonas residenciales de la ciudad, tiende a vivir en sus urbanizaciones y a no relacionarse con el resto de vecinos. "Esperamos que con la apertura del centro comunitario vengan y se impliquen porque el movimiento vecinal no se puede limitar a cuatro personas y es importante reivindicar cosas para los barrios".

Quienes sí siguen haciendo vida de barrio son los vecinos del viejo Garbinet. Mientras esperan a que finalicen las obras del futuro centro comunitario para trasladarse, los mayores se reúnen a jugar a las cartas, al dominó y a la petanca en un local en la calle Burgos en el que hasta hace un año se ubicaba también la asociación de vecinos del Garbinet desaparecida tras la muerte de su presidente, José María Baixauli Giner. El que fuera tesorero de la asociación, Fernando Beviá, destaca la calidad de vida de la zona, pero se lamenta porque se está perdiendo la vieja vida de barrio. "Antes todo el mundo salía a la calle a cenar en verano. Nos juntábamos para todo. Eso se ha perdido".

Dotaciones y servicios

Paco Esteve se muestra satisfecho de los servicios con que cuenta el barrio. "Ésta es la zona de colegios por excelencia y hay suficientes colegios e institutos", señala. También considera que el barrio dispone de suficientes instalaciones deportivas gracias al polideportivo "que estaba hecho polvo y se reparó con nuevo césped artificial, pistas de pádel y mantenimiento de los jardines, aunque está colapsado porque hay muchos equipos". Además, según el presidente, "el bulevar de la calle Xabier Soler, en el último tramo de la Gran Vía hasta la rotonda de Jesuitas, ha mejorado mucho con jardinería cuidada y nueva iluminación y la utiliza mucha gente para pasear". El barrio, a juicio de Esteve, está terminado. "Nos queda un solar junto al Bulevar del Pla que es para dotaciones educativas y hay otro solar para acoger el futuro centro de salud cuando se haga y, por lo demás, la zona del Parque de las Avenidas está completa".

Comercio

El comercio en la zona nueva se concentra sobre todo en la calle Médico Vicente Reyes, en la rotonda de la Gran Vía y en la avenida de Xabier Soler. Recientemente se ha creado una asociación de comerciantes en el barrio bajo la presidencia de Consuelo Cortés quien se lamenta de que "las cosas están mal porque la crisis ha hecho mucho daño y muchos de los comercios han cerrado, sobre todo los de ropa". Los comerciantes, esperan que la apertura del centro comunitario suponga un revulsivo para el comercio de la zona. "Confiamos en que cuando abra, pase más gente por aquí, los vecinos salgan y paseen y esta zona gane en animación", ha señalado Consuelo.

En cuanto al antiguo barrio del Garbinet, apenas hay comercio a excepción de numerosos talleres de coches y pequeñas empresas de carpintería y aluminio. Con respec to al comercio tradicional, hay una tienda de ultramarinos y la panadería Pa y Dolços del Garbinet, un establecimiento moderno pero "con buena mano para los productos típicos alicantinos" tal como destacan su propietario José y su empleada Nicol.

Hasta cuatro hogueras vinculadas con el barrio

Aunque en el pasado el Garbinet celebraba sus propias fiestas, éstas desaparecieron y ahora son las hogueras las que, como en tantos puntos de Alicante, concentran la actividad festiva de la zona. En el Garbinet Parque de las Avenidas se plantan en junio cuatro hogueras. La más antigua es la de Bulevar del Pla-Garbinet, fundada en 1987, que en las últimas fiestas plantó en cuarta categoría, entre el barrio y el Pla. En 1997 se fundó la comisión de la hoguera Parque de las Avenidas cuyo monumento, que el año pasado compitió en segunda categoría, se planta en el centro del barrio, entre la calle Médico Vicente Reyes y Doctor Cristóbal Pardo. De 1999 es la comisión de la hoguera Jose Ángel Guirao, ubicada en la avenida Xabier Soler con la calle Ciudad de León Nicaragua y que el año pasado plantó en cuarta. Por último, en 2006 se fundó la comisión del la hoguera Gran Vía-Garbinet cuyo monumento, de segunda categoría, se plantó en las últimas fiestas junto a la rotonda del centro comercial Gran Vía, en la calle Castell de Castells con la calle Polop.