Miembros del Cuerpo Nacional de Policía cambiaron de oficio por unas horas durante la mañana de ayer en el Hospital General de Alicante, pues dejaron la seguridad de lado para realizar una exhibición de la Unidad Canina de la Brigada de Seguridad para el deleite de los niños hospitalizados, quienes recibieron numerosos regalos.

El espectáculo lo llevaron a cabo agentes con tres perros adiestrados para la seguridad ciudadana en el helipuerto del recinto. "Julio", un perro labrador de dos años; "Bleky", un pastor alemán de cuatro; y "Ginger", una mezcla de setter irlandés y bretón de dos, sorprendieron a los espectadores, entre los que se encontraban médicos, enfermeros, auxiliares y niños ingresados en el centro hospitalario. Los dos primeros canes mostraron su destreza buscando explosivos alrededor de un coche, y el tercero encontró sustancias estupefacientes entre numerosas cajas.

Pero la emoción llegó minutos después, cuando componentes del cuerpo policial se adentraron en el hospital para repartir regalos entre los niños ingresados. Los focos recayeron en las plantas de pediatría y oncología, ya que fueron los lugares donde se desbordó la ilusión, tanto en los niños como en los familiares y en los propios policías. Había regalos de todo tipo, acordes a las edades de los enfermos, que oscilan desde los dos hasta los 15 años y, tal y como informó una portavoz de la Policía, las sorpresas fueron subvencionadas por la Federación de Jugueteros y por Pequetren.

El primer lugar en el que se repartieron regalos fue en el aula de ocio de los niños, quienes estaban expectantes ante el alboroto formado en la puerta, donde un grupo de policías esperaban a los encargados de llevar los regalos. El dolor y el sufrimiento de los enfermos y familiares pasaron a un segundo plano ante la felicidad causada por la visita especial de los policías y de "Julio", un perro labrador, con numerosas sorpresas.

Tal era la ilusión que era difícil encontrar una cara que no dennotara felicidad, y es que, tal y como explicaron los dos miembros del Cuerpo Nacional de Policía que llevaron a cabo el espectáculo de los perros, "ha sido un honor formar parte de algo tan lindo, con unas personas que lo que más necesitan siempre, pero estos días más especialmente, es sentirse queridos y recibir el mayor número de sorpresas posibles".

Por todo ello, el día de ayer será difícil de olvidar para todos los allí presentes. Prueba de ello son las palabras de Carlos Martínez, padre de Alba, una niña de nueve años ingresada en el hospital desde el pasado 30 de diciembre por una apendicitis, quien se atrevió a afirmar que "no hay mal que por bien no venga", ya que después de tanto sufrimiento, ver a su hija sonreír de esa manera "no tiene precio".

Con todo, no es de extrañar que médicos, enfermeros y policías esperen con ansia que este acto tan novedoso como solidario se convierta en costumbre y se repita, a partir de ahora, año tras año.