En la segunda planta del Mercado Central donde están los puestos de carne, resulta curiosa la cantidad de banderitas argentinas colocadas junto a los rótulos de los puestos o tras los mostradores. Y es que en los últimos años, con la llegada masiva de inmigrantes a España, el corte argentino de la carne se ha extendido y proliferan los puestos en los que se oferta peceto de ternera, cuadrado, vacío, asado o chorizo criollo. Son puestos regentados por inmigrantes argentinos o de otros países latinoamericanos o por españoles que se han adaptado a los gustos de los clientes latinos. José Luis Silva regenta la carnicería "Corte argentino. J.L. Silva"; en uno de los laterales del mercado encontramos "El Rincón de Pepe", abierto desde hace cuatro años, con María y Adrián tras el mostrador, y otros establecimientos como la carnicería de Fenoll y Baldo, Don Vito o carnicería Walter, ofrecen el típico corte argentino junto a otros tipos de carne más enfocadas al consumo nacional. "Los argentinos comen sobre todo ternera mientras que los rusos, ucranianos o lituanos prefieren el cerdo", señala Adrián sin parar de cortar una paletilla, para añadir que "a los españoles les gustan las dos cosas". Al fin y al cabo, se trata de la misma carne española que se vende en otros puestos, pero con un corte distinto especial para barbacoa y asados.

La influencia de la inmigración en la oferta de alimentos del mercado no se limita a la carne. En los puestos de verdura también se aprecia la presencia cada vez mayor de productos considerados raros por los consumidores españoles. Jésica está al frente de "La fruta prohibida", un puesto en el que se pueden comprar diferentes tipos de frutas de la pasión como granadilla o maracullá, así como rambután, litchi o chiles. Se trata de productos importados, algunos de ellos caros, como el mangostán de Indonesia que cuesta unos 20 euros el kilo "y del que además de comerse la carne se usa la cáscara para hacer infusiones", señala Jésica para añadir que "muchos de nuestros clientes son españoles aunque hay productos como el lulo que se cocina con pasta de avena, que sólo es consumido por los latinos". Frutas y verduras Nemesio es otros de los puestos en los que se venden frutas exóticas. Allí, Matías, un joven uruguayo, resalta algunos productos como los plátanos macho y la yuca, "que se fríe como si fueran patatas y también se usa para postre". Pero este tipo de productos no se encuentran sólo en los establecimientos especializados sino que cada vez más, comerciantes españoles de los de toda la vida los incorporan a su oferta. "Nos hemos ido adaptando y no es raro encontrar cilantro, plátanos macho, yute y cosas así en cualquier puesto", ha señalado Ana Gironés, que durante años ha presidido la Asociación de Mercados Municipales.

En un lateral del mercado está "Lidia", un puesto especializado en alimentos del Este de Europa a cuyo frente se encuentra Elena, una ucraniana que lleva dos años en España y que aunque todavía tiene algunos problemas con el idioma, cuenta que entre sus clientes hay muchos españoles que se llevan sobre todo caviar rojo de Rusia y caballa ahumada. "Los españoles que la prueban, repiten", señala riendo. Entre los productos de mayor venta sobre todo entre los clientes de países del Este se encuentran la cerveza rusa, el pan negro, los pepinillos y el tomate marinados, tofu y crema agria "y la mortadela y el salami que preparamos nosotros y que tiene un sabor distinto a los españoles". Otro alimento muy consumido entre los ciudadanos procedentes de países del este del Europa es el alforfón "que es muy bueno y muy sano y se usa para hacer sopa con agua o con leche".

En el mercado hay embutidos, quesos, carnes, bebidas, frutas y verduras típicos de otros países. Sólo el pescado se resiste y la oferta viene a ser la de siempre. Sí se pueden encontrar pastas y dulces de otras partes del mundo, como los cañoncitos de dulce de lecho o los alfajores que ofrece Ricardo Ernesto, un argentino que abrió hace cuatro años su puesto de productos latinos. Entre los alimentos que más vende destaca las tapas para hacer empanadas, el queso, las galletas, el pan dulce, la sidra y los vinos argentinos, la yerba mate "y los viernes y sábados, la 'factura', bollería típica que nos hace un panadero argentino y que está de miedo".