El carril-bici construido en el barrio del Pla se ha cobrado nuevas víctimas entre los vecinos, sobre todo entre personas mayores que no terminan de acostumbrarse a este nuevo elemento arquitectónico, un bordillo con una altura de unos 15 centímetros que el Ayuntamiento ha elegido para las zonas en las que hay más densidad de tráfico a la hora de desarrollar el nuevo itinerario ciclista de la ciudad, completado ya en un 80%. En la plaza de la Estella con Doctor Sapena hay un tramo en el que desde que fue levantado, hace menos de dos meses, se han caído entre diez y quince personas, según los testigos, quienes afirman que a diario se producen al menos un par de encontronazos con este carril-bici segregado que consideran una verdadera barrera arquitectónica, al igual que ocurre con los bordillos ciclistas de la zona de Haroldo Parres e Inmaculada del Pla, situada a unos 250 metros de distancia, donde en noviembre se registró más de una docena de caídas entre personas mayores, como publicó este diario, con casos como una mujer con la nariz rota, otra con la muñeca fracturada y una tercera con puntos de sutura en la ceja y mareos.

En la plaza de la Estella todavía se pueden ver en el suelo los restos de sangre que dejó una señora que se cayó el domingo y que tuvo que ser evacuada en ambulancia. "Echó por la nariz más de un litro de sangre, seguro que se rompió el tabique", dijo ayer Francisco Javier Lozano, un vecino de la zona cuya madre, de 72 años, se accidentó en el mismo punto hace un par de semanas. "Se dio un golpe en las costillas, estuvo en casa sin moverse y parecía estar bien pero de repente sufrió una inflamación y la tuve que llevar a Urgencias". El mismo domingo se cayeron dos personas más, entre ellas otra mujer que según los testigos sufrió daños en la dentadura y también sangraba.

Joan Pérez Lledó se sienta prácticamente cada día a tomar un café en la terraza de la heladería situada en la plaza y desde allí ha visto numerosos incidentes con el bordillo. "Casi todos los días se cae alguien, con más o menos gravedad, yo he visto al menos ocho. Al lado hay un paso de cebra pero la mayoría son personas mayores que están acostumbradas a cruzar siempre por ahí, pasan, no se lo esperan, se caen y como no ponen las manos muchas se golpean en la boca. Es increíble lo que pasa pero pienso que el carril está mal hecho, tendrían que poner algo para indicar que está ahí como, por ejemplo, toda una fila de pivotes verdes de plástico. Dan ganas de arrancar eso". Este vecino vio cómo un "abuelito" se hizo una brecha en la cabeza por la que le tuvieron que dar puntos y varios casos en los que la ambulancia ha tenido que desplazarse hasta la plaza de la Estrella para atender al accidentado.

En la heladería trabaja Dolores del Valle, que se ha acostumbrado a ver caídas en el bordillo del carril-bici, como la de una clienta de unos 60 años que desde entonces sufre problemas en las costillas. "No puede trabajar y está con tratamientos", dijo. En su opinión, habría que concienciar a las personas mayores acostumbradas a cruzar por ahí a que se vayan al paso de peatones, para evitar también atropellos, "pero como es difícil deberían poner una vallita o algo para que esté mejor señalizado".

Muchos de los heridos por caídas han recibido los primeros auxilios en la farmacia de Blanca Barbero, situada también en la cercana Doctor Sapena. "Vienen aquí sobre todo los sábados, cuando el centro de salud -está a unos metros- está cerrado. Si no, van allí", explica la farmacéutica. En el establecimiento han curado al menos a cinco personas, la primera de las cuales se cayó cuando pusieron el bordillo, hace alrededor de dos meses. "Al menos ahora está pintado -de blanco y amarillo- y se ve mejor pero al principio no tenía ni eso", dij0. Un empleado añadió que han atendido sobre todo golpes en las rodillas y brechas.

Al otro lado del Pla, en Haroldo Parres con Padre Esplá, en la misma zona donde en noviembre se cayeron tres mujeres mayores, se accidentó hace unas semanas María Teresa Sellés cuando la familia fue a retirar el coche que habían aparcado delante de un bordillo elevado del carril-bici. "Estaba en el maletero guardando cosas, fui hacia el asiento del copiloto, no me acordé del bordillo y me caí. Me golpeé en la barbilla y me clavé los dientes en el labio". Y sufrió mareos. La mujer pide que, si no se pueden quitar los carriles-bici en altura, que al menos "echen hormigón o cemento para igualar la calzada y que lo pinten de blanco o rojo para que se vea bien". Mientras, Francisca de Val, de 75 años, que se fracturó la muñeca al caer en el carril de Inmaculada del Pla, ya no lleva el cabestrillo pero, según su hermana, se le ha quedado la mano "un poco torcida" y tiene fuertes dolores.

Seva: "Nos tenemos que acostumbrar a este nuevo elemento"

El concejal de Tráfico y Transportes, Juan Seva, lamentó ayer las nuevas caídas que se están produciendo a consecuencia del carril-bici pero recordó que "es un elemento nuevo que hay en la ciudad y nos tenemos que acostumbrar como a cualquier otro elemento de la seguridad vial", para lo que en las últimas semanas se ha realizado una campaña informativa. El edil, que llamó al técnico director facultativo de la obra de los carriles-bici para exponerle los casos de incidentes con el bordillo instalado en la plaza de la Estella, dijo que estos carriles elevados del barrio del Pla "ya están todos pintados, porque antes sólo estaban al principio y al final, y señalizados con pivotes pero si hay que poner más medidas de advertencia se pondrán". Seva aclaró que los bordillos segregados, que son elevados -tienen unos 15 centímetros de altura-, se han elegido para zonas con elevada densidad de tráfico, como es el Pla, "como un elemento de protección para evitar que los ciclistas puedan ser atropellados o invadidos, no es algo gratuito. Sólo se ha colocado en sitios donde se entiende que es necesario. Donde hay más señalización o no hay tanto tráfico se pone otro tipo de carril". Pese a los incidentes reseñados, "los carriles-bici, como me comprometí en el pleno, se seguirán haciendo", dentro de una red que superará los 90 kilómetros en toda la ciudad.

Indurain

Dentro de esta red de carriles-bici, uno de los principales itinerarios será el que una la Universidad de Alicante con el centro de la ciudad, que será inaugurado el lunes con un acto en el que estará presente el ciclista Miguel Indurain, quien en 1993 abanderó una marcha en Alicante para reivindicar el carril-bici. La cita, abierta a los ciudadanos, será a las 12 horas en el cruce de la avenida de la Universidad con la calle Fortuny. Seva y la alcaldesa participarán.